—Rachel, ¡soy solo yo!
Tyler me sacudió un poco mientras nos alejábamos de la seguridad del estudio de grabación. Su sedán se había detenido en la acera; Adam me saludaba desde detrás del volante. Podía decir por su expresión que me había escuchado chillar a todo pulmón.
Naturalmente, al Beta de Tyler le causaba gracia cuando me pillaban desprevenida. Siempre pensé que Adam poseía un sentido del humor distorsionado. Me reí de mí misma porque, ¿qué había pensado que estaba pasando? ¿Que John Wright me secuestraría en la calle frente a una multitud bulliciosa? ¿Que Nathan Lewis me llevaría en un intento desesperado por mi afecto?
—Lo siento —me disculpé y me di cuenta de que estaba realmente arrepentida por estar sobresaltada—. Estaba absorta en mis pensamientos. Me siento algo sorda. He estado con auriculares todo el día.
—No te preocupes. Adam es el único que lo vio y no le va a decir a nadie. Le caes bien —dijo Tyler.