—¿Esto tiene algo que ver conmigo? Por favor, no apuntes tu teléfono hacia mí, o llamaré a la policía —dijo Du Wanrou con una expresión de disgusto.
El rostro de Wang Jian mostraba vergüenza. Normalmente, cuando intentaba ligar con chicas, ellas mostraban una pizca de admiración.
Entonces él intercambiaba detalles de contacto con ellas y eventualmente las invitaba a divertirse por la noche.
Esta era su rutina habitual, pero hoy había fracasado.
—MALDITA sea, ¿jugando a ser santa, eh? —exclamó Wang Jian.
—¿Estás enfermo o algo? ¿Te conozco? ¿Tengo que molestarme contigo? —la cara de Du Wanrou se enrojeció de ira.
—Tengo boca para hablar, diré lo que quiera, es mi 'libertad de expresión—Wang Jian miró el pecho de Du Wanrou.
—¡Sinvergüenza! —exclamó Du Wanrou.
Du Wanrou sacó su teléfono con la intención de hacer una llamada.
—Bang
—Ah