—No hace falta pasar por tantas molestias —dijo Qin Hao con una sonrisa.
—Está bien, no es ninguna molestia —respondió Xu Siyao también con una sonrisa.
Qin Hao reflexionaba sobre la idea de establecer una sucursal de Jianghai en su mente. Parecía un poco prematuro montarla ahora. Planeó esperar hasta que el restaurante de pato asado se inaugurara y entonces decidir sobre el asunto de la sucursal basado en la situación del negocio.
Después de pasar un rato en el restaurante de pato asado con Xu Siyao, se fueron.
—¿A dónde vamos ahora? —preguntó Xu Siyao al salir del restaurante.
—Volvamos a la escuela —respondió Qin Hao.
—Entonces te dejo primero —asintió Xu Siyao.
A las 5:30 p.m., Qin Hao regresó al Campus principal de la Universidad de Jianghai. Después de que Xu Siyao lo dejara, ella tampoco se fue.
No tenía sentido que regresara dado que no tenía a nadie con quien salir, y su papá aún estaba ocupado con asuntos de negocios.