Qin Youguo también tomó sus palillos y mordió, y luego la pata de pato se encogió rápidamente de tamaño.
Qin Hao también tomó sus palillos para probarlo; con el primer mordisco, sus ojos se iluminaron de alegría ya que la textura y el sabor eran los mejores que había probado en su vida.
En efecto, era un pato asado verdaderamente delicioso, haciéndole honor a su fama.
Una mirada de placer apareció en sus ojos porque vio la gran oportunidad de negocio que presentaba.
Uno podría decir lo delicioso que era el pato asado solo por la velocidad con la que sus padres lo comían.
Qin Hao solo había probado un mordisco de principio a fin, y en menos de diez minutos, sus padres habían devorado todo el pato.
Aún parecían anhelar más mientras contemplaban el plato vacío.
La Sra. Qin le dijo:
—Xiao Hao, este pato asado está tan delicioso, ¿por qué no compraste unos cuantos más? Mira, no fue suficiente para nosotros.
El Sr. Qin intervino:
