Naomi lo miraba fijamente sin entender, esperando que sus últimas palabras fueran una broma.
—¿Qué? —Estaba incrédula.
—Siéntate en mi cara —repitió.
Él estaba acostado frente a ella mientras ella lo montaba, su tanga en el suelo, su cuerpo desnudo.
—Yo... yo... —Estaba ruborizada mientras lo miraba—. No entiendo.
Se incorporó para mirarla.
—Quiero comerte como cena, así que la forma más fácil de que eso pase es si te sientas en mi cara y me dejas hacerte un cunnilingus. ¿Qué es lo que no entiendes?
Ella se mordió el labio. ¿Cena? ¿Ella era la cena?
—¿Y si te asfixio? —preguntó ella.
Daniel soltó una carcajada.
Joder, qué linda era.
—Siéntate. Abajo.
Con movimientos tímidos, se arrastró sobre su cuerpo, moviéndose ligeramente en confusión y vergüenza mientras se sujetaba al cabecero de la cama antes de bajarse lentamente hacia su cara.
Daniel rápidamente agarró su cintura, forzándola hacia abajo, en su boca inmediatamente.
