Marcy estaba en la oficina de Daniel, ayudándolo a ordenar algunos documentos cuando se escuchó una llamada vacilante a la puerta.
—Adelante —respondió sin levantar la vista.
La puerta chirrió al abrirse y pronto se cerró de golpe.
—¿Qué necesitas? —Marcy preguntó con cautela, levantando una ceja mientras escudriñaba algo sobre la mesa. Sin embargo, cuando no obtuvo una respuesta segundos después, finalmente levantó la vista, solo para ver...
La silla chilló hacia atrás y algunos archivos cayeron al suelo mientras se lanzaba a los brazos del hombre que estaba frente a ella, las lágrimas que había estado reteniendo, brotando como olas, por sus mejillas.
—Está bien. Está bien —Royce susurró, frotándole la espalda.
Marcy se echó hacia atrás, examinándolo ahora, tratando de convencerse de que era su yerno quien estaba justo delante de ella.
—Pensé... —Sus ojos de repente se agrandaron y retrocedió, echando un vistazo a la puerta por donde él acababa de entrar.