—Te voy a matar… ¡perra desagradecida! Después de todo lo que he hecho por ti… ¿esto es lo que recibo a cambio? —Los ojos del Alfa Henry se abrieron de par en par al ver otro lado de su esposa. Esos ojos que antes mostraban amor y cariño por Nancy ahora estaban vacíos y llenos de odio.
—No has hecho más que hacerme sentir inútil y despreciable... y ahora que intento ser feliz y olvidar todos esos momentos... realmente has demostrado que eres un sádico —Nancy negó con la cabeza mientras susurraba—. Te gusta esto. Te encanta verme fracasar, llorar y sufrir, ¿verdad?
—No mereces amor. Nunca lo mereciste —Luna Ángela gruñó, finalmente levantándose y acercándose peligrosamente a Nancy—. No mereces felicidad, y no mereces una pareja como él. Cerda sinvergüenza y discapacitada... mereces vivir en un hoyo y morir sola. ¡Te odio tantísimo!