Un terremoto estruendoso sacudió todo el pueblo, atrayendo a todos fuera de sus respectivas casas. Se reunieron, susurrando y murmurando en voces apagadas, formando un círculo alrededor de lo que parecía ser un tenue remolino de humo blanco emanando del suelo hacia el cielo.
De repente, todos retrocedieron horrorizados al ver a tres personas de pie en lugar de la fuente del terremoto que les devolvía la mirada con horror.
—Vaya, mierda —Daniel juró, sintiendo varias parejas de ojos sobre ellos.
—Esa perra lo hizo a propósito —Hakura maldijo, puño apretado mientras una se acercaba audazmente hacia ellos, con las fosas nasales abiertas inhalando sus aromas.
Se giró hacia los demás, que estaban de pie detrás de ella, queriendo saber quiénes eran estas personas después de un rato.