Ciara agarró la mano que le acariciaba la cara, mirándolo fijamente a los ojos.
—Sé de lo que hablo Justin. Llama a los guerreros de la manada y haz que protejan el lugar, llama a Lebanon... él puede ser tu guardia personal así que... —Ciara, él la llamó, impaciencia entrelazada en su voz, sin embargo, sin querer gritarle. —Estás exagerando.
—Juro que tengo un mal presentimiento, pero ¿por qué esperar más de ti? ¿Por qué esperaría que me escuches? Con eso, ella dejó su presencia, visiblemente furiosa.
Una chica bonita con cabello marrón hasta la espalda y enormes ojos redondos marrón chocolate, entró en la habitación, sosteniendo libros de texto.
—Papá, ¿por qué la madrastra está enojada?
—No es nada cariño, por favor vuelve a tu habitación. Logró una sonrisa mientras ella hablaba, pero su sonrisa amenazó con quebrarse cuando su hijo Dimitri, de solo 15 años, entró.
—¿Por qué está enojada mamá?