Daniel suspiró mientras se desplomaba en su cama, cansado y exhausto.
Había corrido hacia la casa de la manada y después de ponerse algo de ropa, se lanzó sobre la cama al llegar a su habitación.
—¿Daniel?
Daniel se quedó helado al oír la voz de su tía, pero no se giró. No escuchaba esa voz detrás de él o en su puerta.
¡La escuchó en su cabeza!
—¿Daniel, puedes oírme?
—¿Tía? —respondió hacia dentro y la oyó soltar un suspiro tembloroso antes de decir:
— Pensé que no funcionaría...
Daniel frunció el ceño, confundido.
—¿Me estoy perdiendo de algo aquí?
—El juramento de sangre ha sido finalizado y ahora puedes usar el enlace mental. ¡Cariño, ahora eres oficialmente un Alfa!
Ella sonó emocionada y muy feliz, a diferencia de la persona a la que le daba la noticia.
Daniel no negaría que se sentía tan feliz como Marcy, pero por alguna razón, después de escuchar la noticia, sentía que algo faltaba. Alguien...