Ella necesitaba alejarse de su amigo de la infancia, Cardin, por un tiempo de todas maneras. Durante estos pocos años, al convertirse en adultos jóvenes, él había comenzado a inquietarla haciendo avances hacia ella. Su cercanía era incómoda y no le gustaba cómo se había convertido en un playboy tan promiscuo.
Al llegar a la manada, fue recibida personalmente por el Alfa Kris, quien había tomado afecto por la chica desde el primer día que la vio dormir al lado de su hijo socialmente torpe, con una tryta de pasteles a medio comer esparcidos en el suelo.
—Jephthah está en la escuela, pero volverá pronto. Puedes subir a su habitación. No sabíamos que vendrías, así que mientras esperas allí, informaré a los Omegas para que te preparen una habitación —dijo Kris.
—Lo siento por no haberte informado sobre eso. Gracias —respondió ella.
—Si necesitas cualquier cosa, los Omegas están disponibles en la mansión 24/7 —le aseguró Kris.