Talia estaba llorando.
No podía evitar derramar unas cuantas lágrimas cada vez que pensaba en Nancy. ¿Cómo podría decirle a Nancy cuánto vale realmente?
Odiaba cuando su mejor amiga siempre se culpaba a sí misma por las cosas que salían mal.
—Nancy —sollozó—. No hay nada malo contigo —dijo por enésima vez, secándose los ojos.
—¿Entonces por qué él me odia?!
—Él simplemente no conoce tu valor. Y serías estúpida si sigues lanzándote sobre él. Eres una reina... eres una joya valiosa. Una rara Alfa hembra. Él debería ser el que se arrastre hacia ti, no al revés.
—He hecho todo lo posible para que él vea cuánto estoy dispuesta a estar a su lado todo el tiempo, pero él todavía me ve como una niña.
—Qué lamentable~ —alguien ronroneó detrás de ella, y con un jadeo, cayó hacia atrás, revolcándose sobre sus manos y pies mientras miraba la horrible escena ante ella.
—¿¡Kitsunes!? —estaba en shock,
Pero no tan impactada como la persona al otro lado de la línea.