—El agua está lista. Date prisa para que puedas dormir algo —Raiden le recordó y, cortésmente, apartó la mirada mientras Liliana se levantaba, quitándose la bata antes de meterse en la bañera.
Una vez que lo hizo, Raiden se volvió hacia ella y un suspiro de alivio escapó de sus labios agradeciendo al jabón y la espuma en la superficie de la bañera que ocultaba su cuerpo a la vista.
—Creo que me salió un moretón en la pierna —Liliana se quejó, mirándolo fijamente sin parpadear.
Él se sentó en el borde de la bañera y atenuó las luces del baño para que no molestaran a los demás que dormían al otro lado.
—¿Un moretón? ¿Del golpe? —preguntó Raiden.
—Creo.
—Ya debes haber sanado.
—Pues no lo he hecho.
—¿Dónde está exactamente?
Ella levantó suavemente la pierna desde la bañera, de modo que su rodilla apuntaba hacia arriba y él tragó lentamente, mirando su piel lisa sin manchas bajo la luz mientras ella extendía sus manos.