—Envié otro grupo de cazadores a las montañas, pero al igual que el último grupo, no regresaron —informó Raiden, una vez que Koan entró.
—Reúne a un grupo de guerreros de la manada, iremos allí después de la reunión —ordenó Koan—. ¿Dónde están los ancianos?
—En tu oficina —miró detrás de Koan para ver a Nancy entrar tímidamente, lanzando miradas furtivas hacia Koan—. ¿Puedes decirme qué pasó?
Koan miró por encima del hombro a quien había capturado la atención de su Beta antes de voltearse con una expresión neutral.
No se molestó en responderle antes de irse a su oficina.
Nancy tampoco dijo una palabra y se fue a su habitación.
Liliana estaba acostada en su cama en una posición extraña, pintándose las uñas de los pies de un tono rosa fuerte cuando Nancy entró.
—Te dije que era mala idea dejarnos ir de compras juntas —dijo cerrando la puerta detrás de ella mientras Liliana cerraba el esmalte de uñas y bajaba las piernas.
Podía ver que su amiga no estaba nada contenta.