Sin pensarlo, corrió a abrir la puerta y bajó las escaleras de prisa, solo para tropezarse con Naomi que, por reflejo, levantó el botiquín de primeros auxilios al verlo acercarse.
Él se golpeó la nariz contra este y juró mientras retrocedía tambaleante, con las manos en la nariz.
Naomi lanzó la caja al suelo justo al lado de la cama y corrió hacia Daniel, que estaba dolorido. Sin pensarlo, le quitó las manos de encima y agarró su otra barbilla con su mano, obligándolo a mirarla.
—¿Estás bien?... Lo siento mucho... Pensé que eras otra persona... Creí que estarías en la cama —le dijo.
—Está bien... Naomi —respondió él, sus miradas volvieron a encontrarse y ella se apartó al darse cuenta de lo cerca que estaban.
—Vamos a tratarte para que puedas refrescarte y cambiarte —dicho esto, comenzó a preparar el algodón vertiendo un poco de peróxido de hidrógeno en él antes de sacar una gasa y un pequeño frasco de pastillas.