—Justo cuando Talia quería gritar, Raiden predijo algo así y se inclinó, cerrándole la boca con sus manos —dijo en voz baja y cuando Talia solo asintió, dándole la confirmación a su orden, él se recostó, soltando su mano.
—¿Cómo sabías? —preguntó Nancy.
—Porque él me lo dijo… y antes de que hagas alguna pregunta, no. Él no está aquí. Probablemente ya llegó a la manada de la Luna Creciente. Así que llamó.
—¿Qué? —fue el turno de Talia de reaccionar esta vez antes de que una sorprendida Nancy pudiera decir una palabra—. Pero él sabe bien que su compañera está aquí. En la manada de los Oscuros Ascendientes. Todavía estoy perdida aquí porque me pregunto por qué encontré a mi mejor amiga, desnuda en su habitación pareciendo que corrió un maratón.
—Eso es porque lo hizo —respondió Raiden.
—Pero...
—Si me dejaras terminar Talia entonces no estarías haciendo tantas preguntas.