Y como dijo la esposa del Beta, lo vio sentado afuera en el banco del columpio, las manos apretadas entre sus piernas.
John corrió por detrás de Talia pero no dijo una palabra y solo sacudió la cabeza con lástima.
—¿Cuándo pensabas subir tu trasero arrepentido arriba? —dijo y Jephthah levantó la vista. Se estremeció al ver ira... pura ira asesina en sus ojos. La hacía lucir aterradora, en contraste con la Talia que había conocido todo este tiempo.
Se levantó y el banco quedó balanceándose detrás de él, el sonido rebotando en el jardín silencioso.
—Talia…
—Llegué aquí a las 11:00 am —interrumpió y comenzó a contar con sus dedos. —Eso es 1,2…10 horas Jephthah. Esperé diez horas y cuando llegaste hace dos horas, ni siquiera te preocupaste por decir "hola". Simplemente sentaste tu trasero arrepentido aquí y actuaste como si no fuera importante.