Wang Ye evaluó la situación y dedujo mentalmente.
Junto a la mesa, también había tres asientos vacíos, presumiblemente reservados para él, Su Wanqing y Sun Junqi.
—Papá, he traído a Wang Ye y a la Señorita Su —dijo Sun Junqi a Sun Yingqi.
Sun Yingqi y el grupo de personas junto a la mesa dirigieron su mirada hacia Wang Ye y Su Wanqing, sus ojos agudos escudriñándoles.
Estos individuos eran magnates de la industria del licor, hábiles en evaluar a las personas. Bajo su mirada crítica, parecía que querían comprender a fondo las personalidades de Wang Ye y Su Wanqing.
Sonriente, Sun Yingqi preguntó a Wang Ye:
—Wang Ye, ¿este joven se disculpó contigo?
—Sí —respondió Wang Ye con una sonrisa—. Su actitud fue muy sincera. No esperaba que la disculpa de un joven tan distinguido fuera tan impresionante, verdaderamente sincera.
Los ojos de Sun Yingqi se estrecharon de placer ante la respuesta de Wang Ye.