—Menos mal que me contuve. De lo contrario, podría haber caído aquí hoy. —A lo lejos,
Bai Xiong y Bai Fangcheng se escondían en las sombras,
observando cómo Qin Chen se enfrentaba solo a más de quinientas Bestias Sombra Fantasma.
—Es una lástima que probablemente no podamos conseguir su Semilla de Poder Primordial —dijo en voz baja Bai Fangcheng desde el costado.
—Más que obtener su Semilla de Poder Primordial, prefiero ver cómo esas Bestias Sombra Fantasma devoran su cuerpo entero —expresó con malicia. Y continuó:
— Esa impotencia, esa desesperación, ¡esa expresión agonizante! ¡Jajaja! —Una sonrisa diabólica apareció en el rostro de Bai Xiong. Sus ojos brillaban con una luz maliciosa.
Claramente,
la repentina erupción de Qin Chen había causado un error tan significativo en su plan, que Bai Xiong deseaba para Qin Chen un destino peor que la muerte.
