—Además, hagan pública la información de esta persona, para que todos en la Secta del Demonio del Desmantelamiento puedan estar alerta —ordenó Ding Hao.
—¡Una vez descubierto, repórtenlo inmediatamente! —rugió Ding Hao en voz baja.
—¡Sí! —El General Demonio asintió apresuradamente.
—¡Qin Chen! —Un aura asesina emergió de lo más profundo de los ojos de Ding Hao.