—Anciano Qing.
Qin Chen siguió a Sheng Xuefu, apresurándose hacia la Secta del Cielo del Trueno.
Al llegar al Pabellón de Artes Marciales, Qin Chen fue directo a la casa de té.
Ying Qing estaba sentado dentro de la casa de té, con una expresión preocupada en su rostro.
—Anciano Qing, la hermana Xuefu me dijo que tenía un asunto urgente conmigo. ¿Qué ocurre?
Al ver la expresión perturbada de Ying Qing, el presentimiento de Qin Chen se intensificó aún más.
—Tu padre, le ha ocurrido algo.
Ying Qing dudó un momento, pero aún así habló.
—¿Qué? —al escuchar las palabras de Ying Qing, el corazón de Qin Chen dio un vuelco.
Su tez se volvió pálida como la muerte en un instante.
—¿Qué ocurrió exactamente? —Qin Chen estaba extremadamente ansioso.
—No estoy claro en los detalles. Sólo sé que los problemas de tu padre están relacionados con una fuerza de la secta de las Islas del Continente Sangriento llamada Secta del Demonio del Desmantelamiento —dijo Ying Qing sacudiendo la cabeza.
