—Chicos, ¿por qué no nos dejan solos por un tiempo? —les dije, pero todos me miraban con sospecha, excepto el Duque. No estoy de humor para explicarles a todos. Los miré y les di mis expresiones más serias:
—No me gusta repetirme. Podía sentir la energía surgiendo en mis venas y la ira que apareció de la nada... {había algo mal. No es la primera vez que la gente no me escucha, entonces, ¿por qué me siento tan enojado?}... —fuera. No sabía por qué grité, pero después de eso, la habitación entera se llenó de tanta energía que los seis salieron pidiendo disculpas.
Desvié mi atención a Mr. Wilson, que ahora parecía pálido. —Sabes que realmente estoy deseando esta reunión nuestra. Él reunió su coraje, pero podía ver que estaba muerto de miedo.
—No estoy hablando con algún asistente —se levantó de su sitio, e instantáneamente tomé mi pistola y la puse sobre la mesa con un fuerte golpe.