Caminamos unos cien metros cuando se detuvo frente a una casa similar a la de los Alfas. Entré corriendo y tomé una larga respiración profunda.
—¿Addy, eres tú? —escuché la voz de Layla.
—No puedo ni burlarme de ti como solías burlarte de tu mamá. No tengo ningún olor —dije y seguí la dirección de donde venía su voz y me encontré en la cocina. Ellon estaba en la cocina y cocinaba algo mientras Mia cortaba verduras, y Layla estaba... bueno, Layla estaba sentada y bebiendo cerveza.
—Aquí perra, ¿quieres un poco de cerveza? —me preguntó, y yo rodé los ojos.
—¿Por qué estás bebiendo algo si no te afecta? —le dije y miré a Ellon, que estaba cocinando—. Mateo me dijo que estás preparando el almuerzo para nosotros —le dije, y ella resopló—, ¿y dónde está Dee?