Tan pronto como me acerqué un poco a aquel lobo, se giró en dirección opuesta y comenzó a caminar despacio... no le importaba si yo lo seguía o no, no le importaba si alguien lo atrapaba, ni siquiera le importaba que pudiera atacarlo por la espalda. Simplemente caminaba confiado en una dirección en particular como si estuviera caminando en algún jardín... «No es que vaya a hacerle algo ahora, al menos no hasta que Dee esté frente a mis ojos, sano y salvo».
—¿Realmente estoy elogiando su confianza? —Sacudí la cabeza y lo seguí en silencio. Era la primera vez que me encontraba con un lobo blanco en persona, y tengo que decir que la leyenda es cierta sobre su belleza. Aunque está caminando en la tierra, su pelaje no está ni un poco manchado. Parece una criatura majestuosa paseando por el bosque, no un lobo asesino en serie tomando rehenes.