Cuando finalmente desperté de la pesadilla, sentí como si mis pulmones ardieran por falta de oxígeno. Me lancé las mantas, corrí hacia la ventana y la abrí. Intenté tomar respiraciones profundas, pero en cambio empecé a sentirme mareada. Cerré los ojos y puse mi mano en mi pecho, que latía dolorosamente rápido.
—Es solo una pesadilla, Aadhya. No había nada real en ella —susurré y traté de volver en sí, pero cuando puntos negros comenzaron a danzar frente a mis ojos, abrí los ojos y de inmediato mi mirada se dirigió hacia el balcón del Alfa, el cual está a una buena distancia pero gracias a mis sentidos de hombre lobo puedo verlo claramente parado allí.