—Debí saber que no debía confiar en Salem —murmuró Helanie—. Llevaba un rato gritando y golpeando la puerta, y parecía que nadie se había acordado de mí. Apuesto a que nadie se dio cuenta. Gavin y Lucy estaban ocupados juntos, y con Jenny saliendo de la casa de huéspedes, apuesto a que incluso si Lucy notó mi llegada, podría haber pensado que me fui con Jenny.
—Mi impaciencia crecía, y me iba enfadando más con cada minuto que pasaba. Si tuviera un lobo, ya habría saltado por la ventana.
—Sabes qué, lo voy a hacer —se dijo a sí misma Helanie—, eso era todo. No me quedaría sentada sin hacer nada. El hecho de que Salem ni siquiera considerara que la confrontara cuando me liberaran me hizo entender que me estaban subestimando.