—Creo que Maximus se está quedando con su madre para poder salir y tener citas con facilidad —escuché decir a una de las empleadas. En cuanto giré la cabeza hacia ella, se quedó callada.
Su reacción sumisa fue porque sabía que no debía chismear sobre mis hermanos.
Pero no mentía. Había oído acerca de Maximus organizando fiestas desenfrenadas mientras se mudaba para "probar las armas".
Acabábamos de terminar la cena, y en estos días, me preocupaba más por Emmet. Había estado bebiendo mucho. Normalmente, lo hacía después de una noche de luna llena para adormecer el dolor, pero esta vez, su bebida se había vuelto inusualmente frecuente.
La cena había sido tranquila ya que ninguno de mis hermanos se había unido a nosotros. Antes, había encontrado a Emmet desmayado en el corredor prohibido. Lo llevé a su cuarto y lo arropé bien.