—Dime, ¿me engañaste? ¿Es por eso que sentí ese dolor? —insistió Gavin, su voz inquebrantable. Pero la confianza de Lucy se había hecho añicos.
Supuse que ella había esperado un resultado diferente cuando salieron del café. Realmente había creído que Gavin confesaría algo que justificaría su engaño a él. Pero ahora que resultó ser un gran malentendido, parecía incierta de si podría decirle la verdad y aun así salvar su relación.
—Estaba angustiada, y quizás por eso sentiste ese dolor —dijo ella, aclarándose la garganta e instantáneamente mintiendo, a pesar de que había salido aquí para decirle la verdad.
—No, Lucy. Ya no me estás mintiendo más. Necesitas decirme la verdad ahora. Es ahora o nunca —dijo Gavin, manteniendo su distancia de ella. Ella tampoco intentó acercarse a él.
Me quedé de pie y observé cómo dos personas—compañeros—que una vez se habían amado profundamente y parecían tan llenos de vida comenzaban a desmoronarse.