—No necesito ni su disculpa. No me gusta hacer que nadie se sienta menospreciado o irrespetado. Pero ya que ella no ha mostrado respeto por mi trabajo, supongo que está bien. Aceptaré su disculpa —dijo Prim, forzando una débil sonrisa triunfal, tratando de parecer inocente y llena de sí misma.
—¿De qué estás hablando? —gruñó Emmet hacia ella.
—No le pedí que se disculpara contigo. Te estoy diciendo que te disculpes con Helanie por haberla maltratado y por causarle estrés cuando debería estar descansando —afirmó Kaye, con un tono claro que dejó a todos en shock.
La boca de Prim se abrió, su mirada fija en Kaye.
—Pero, ¿por qué debería disculparme? No hice nada malo —respondió con un tono más suave, pero pude decir que ninguno de los hermanos la creyó.