—Después de que Lucy salió del baño y estábamos listas para irnos, Jenny llamó a su hermano, y los chicos ya habían llegado a nuestra cabaña. Hablamos unos minutos, que básicamente fue solo yo contándoles la misma mentira que Norman me había dicho.
—Pero ahora que estábamos listas para irnos y habíamos salido, vi a Sydney y Salem paradas afuera de su cabaña mucho más pequeña.
Las dos estaban hablando, llevando vestidos camiseros azules y rosas con un corte en el muslo, que era tan alto que se podían ver sus G-strings. El escote era profundo, como si estuvieran listas para quitarse estos vestidos en cualquier momento para meterse a nadar.
Sus alegres sonrisas matutinas se desvanecieron cuando posaron sus ojos en mí.
—Sydney me miró dos veces, mientras que Salem se frotó los ojos para confirmar que en efecto era yo a quien estaba viendo.
Las dos comenzaron a mirarse y a susurrar entre ellas mientras yo caminaba ampliamente sonriendo junto a mis amigos.