La noche avanzaba y la reunión en la mesa se volvió más animada. Deka se sentía incómoda y confundida, pero intentaba mantener una sonrisa en el rostro.
Gabo se sentó a su lado, pero parecía distraído y nervioso. Su padre, por otro lado, parecía relajado y contento, charlando con los demás invitados como si fueran viejos amigos.
Deka intentaba seguir la conversación, pero se sentía como una extraña en un mundo que no entendía. Los demás invitados parecían conocerse entre sí, y Deka se sentía como una intrusa.
De repente, el padre de Gabo se puso de pie y levantó su copa.
"¡A la salud de nuestros invitados!" exclamó. "¡Y a la salud de nuestra ciudad, que siempre prosperará bajo nuestra guía!"
Los demás invitados levantaron sus copas y brindaron, pero Deka se sintió incómoda. Algo en la forma en que el padre de Gabo hablaba y se comportaba le parecía... off.
Gabo se inclinó hacia ella y le susurró algo al oído.
"No bebas nada", repitió. "No confíes en nadie."
Deka se volvió hacia él, confundida.
"¿Qué pasa, Gabo?" preguntó. "¿Qué está pasando aquí?"
Gabo se miró alrededor nerviosamente antes de responder.
"No lo sé", dijo. "Pero creo que mi padre está metido en algo peligroso. Algo que podría ponernos a todos en riesgo."
Deka se sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué peligro acechaba en la sombra?
De repente, la luz de la habitación comenzó a parpadear y la música se detuvo. Deka se miró alrededor, confundida, y vio que todos los demás invitados se habían puesto de pie y estaban mirando hacia la puerta.
¿Qué estaba pasando? ¿Quién o qué había interrumpido la reunión?
La puerta se abrió y un hombre alto y delgado entró en la habitación. Llevaba un traje negro y una camisa blanca, y su rostro era pálido y serio.
"Lo siento, señores", dijo. "Pero ha habido un... incidente. Alguien ha sido herido."
La habitación se llenó de murmullos y gritos, y Deka se sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Qué había pasado? ¿Quién había sido herido?
Gabo se inclinó hacia ella y le susurró algo al oído.
"Tenemos que salir de aquí", dijo. "Ahora mismo."
Deka y Gabo se abrieron paso a través de la multitud saliendo de la zona vip del bar, intentando escapar del caos que se había desatado durante el concierto. La música seguía sonando a todo volumen, pero ellos ya no podían disfrutarla.
Tenían que salir de allí lo antes posible. La situación se había vuelto demasiado peligrosa.
"¡Vamos!" gritó Gabo por encima de la música, agarrando a Deka de la mano.
Deka asintió y se dejó llevar por Gabo a través de la multitud. Salieron del bar y se encontraron en la calle oscura y desierta.
"¿Dónde vamos?" preguntó Deka, jadeando por el esfuerzo.
"No lo sé", respondió Gabo, mirando a su alrededor. "Pero tenemos que salir de aquí. No es seguro".
Deka asintió, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. La idea de que alguien los estuviera siguiendo la aterraba.
De repente, Gabo se detuvo y miró a su alrededor.
"¿Qué pasa?" preguntó Deka.
"Creo que sé dónde podemos ir", respondió Gabo. "Un lugar donde podemos escondernos durante un tiempo".
Deka lo miró con curiosidad.
"¿Dónde?" preguntó.
Gabo sonrió.
"El barrio de los artistas", respondió. "Es un lugar donde la gente es más libre, más abierta. Podremos escondernos allí durante un tiempo".
Deka asintió, sintiendo un poco de esperanza. Tal vez, justo tal vez, podrían encontrar un lugar seguro en el barrio de los artistas.
Y así, Deka y Gabo continuaron su huida, dirigiéndose hacia el barrio de los artistas, con la esperanza de encontrar un lugar donde podrían esconderse y estar a salvo.
Deka y Gabo se sentaron en una mesa del pequeño café escondido en una calle lateral del barrio de los artistas. La atmósfera era cálida y acogedora, y el aroma del café recién hecho llenaba el aire.
De repente, la puerta del café se abrió y un chico alto y delgado entró en el local. Tenía el pelo negro y despeinado, y sus ojos verdes brillaban en la oscuridad.
Deka se sintió un golpe en el corazón al ver al chico. Era Gustav, el mejor amigo de uno de sus hermanos mayores y el chico que había robado su corazón.
Gustav se acercó a la mesa de Deka y Gabo, sonriendo.
"Hola", dijo. "¿Qué pasa? ¿Por qué estás aquí?"
Deka se sintió un poco nerviosa al ver a Gustav. No sabía qué decirle ni cómo reaccionar.
"Pasó algo en el concierto", respondió Gabo. "Y ahora estamos escondidos aquí."
Gustav asintió, su expresión seria.
"¿Qué pasó?" preguntó.
Deka respiró hondo y se preparó para contarle a Gustav lo que había pasado en el concierto.
"Hubo una pelea", dijo. "Y Gabo y yo tuvimos que escapar".
Gustav asintió, su expresión seria.
"¿Qué pasó exactamente?" preguntó.
Deka se encogió de hombros.
"No lo sé", respondió. "Pero Gabo y yo estábamos en el concierto y de repente hubo una pelea. No sé quién la empezó, pero Gabo y yo tuvimos que escapar para no ser heridos".
Gustav asintió, su expresión pensativa.
"Creo que sé qué pasó", dijo. "He oído rumores de que había una pelea en el concierto. Pero no sabía que tú y Gabo estaban involucrados".
Deka se sintió un poco aliviada al saber que Gustav no estaba involucrado en la pelea.
"¿Qué vas a hacer?" preguntó Gabo.
Gustav se encogió de hombros.
"No lo sé", respondió. "Pero voy a intentar averiguar qué pasó y quién estaba detrás de la pelea".
Deka se sintió un poco agradecida hacia Gustav por su disposición a ayudarla.
"Gracias", dijo. "Significa mucho para mí".
Gustav sonrió y se acercó a Deka.
"No hay de qué", dijo. "Estoy aquí para ti. Siempre".
Deka se sintió un poco emocionada al escuchar las palabras de Gustav. Sabía que él la cuidaría y la protegería de cualquier daño.