"Hola, antes de empezar quisiera decirles que esta es mi primera historia, fanfic o mundo alternativo, como ustedes prefieran llamarlo. Esta historia tratará sobre un suceso que le ocurrirá a Naruto; no será algo malo, solo algo diferente.
Capitulo 1: esto es diferente
"Era una noche como cualquier otra. Los aldeanos descansaban en sus casas, mientras algunos shinobis patrullaban la aldea. Sin embargo, algo distinto sucedía en ese momento. Minato, el Cuarto Hokage, estaba junto a su esposa Kushina, quien se encontraba en pleno trabajo de parto, acompañada por la esposa de Hiruzen Sarutobi. Todo parecía marchar bien: Kushina dio a luz a su hijo, Naruto. Pero entonces ocurrió lo inesperado. Minato, distraído, no reparó en un descuido en el sello que contenía al Zorro de Nueve Colas, y Kushina, agotada por el esfuerzo, no se dio cuenta del peligro. Esto permitió la liberación del Kyūbi."
Capitulo 2: Diferente
**"Una vez que el Kyūbi fue liberado, Kushina, agotada por el esfuerzo, no pudo salvarse. Como jinchūriki, ser separada de su bijū significaba perder la vida, y su estado de debilidad no le permitió resistir. Así, Kushina Uzumaki dejó este mundo sin la oportunidad de despedirse de su hijo. Minato logró salvar a Naruto y a la esposa de Sarutobi, pero tuvo que dejar atrás a su amada esposa, ya sin vida.
El Kyūbi, al verse libre, experimentó una mezcla de satisfacción e ira, recordando a las personas que lo habían sellado en su recipiente, Kushina. Movido por el rencor, el Kyūbi decidió vengarse de la aldea, comenzando por la familia de su último recipiente."**
2,5 :conclusión del cap 2
Hola, quizás se estén preguntando por qué esta obra, historia o fanfic lleva por título 'Esto es diferente'. Para empezar, este relato se desarrolla en un mundo alternativo donde los acontecimientos no suceden como en la obra original. Por ejemplo, en esta versión, no es Obito quien libera al Kyūbi, y varios eventos toman un rumbo distinto.
Los conocedores del anime seguramente reconocerán algunas diferencias importantes desde el principio. Por ejemplo, la esposa de Hiruzen Sarutobi sigue viva, lo que tendrá un impacto significativo en los acontecimientos futuros. Este es solo uno de los muchos cambios que hacen de esta historia algo único y, por supuesto, diferente."
Capitulo 3: Diferente
"El Kyūbi se abalanzó con furia sobre Minato, pero este, utilizando el Jutsu del Dios del Trueno Volador, logró teletransportarse rápidamente a la aldea, apareciendo en la torre Hokage. Consciente del peligro inminente, Minato, con el rostro endurecido pero el corazón lleno de rabia y dolor, entregó a su hijo Naruto a Biwako, la esposa de Sarutobi. En un tono firme y cargado de determinación, le ordenó que buscara a Hiruzen y alertara a todos: el Kyūbi estaba libre.
Por dentro, Minato estaba desgarrado. Se culpaba por su descuido en el sello, un error que no solo le había arrebatado a Kushina, su amada esposa, sino que también había desatado al Zorro de Nueve Colas, poniendo en peligro a toda la aldea. Pero no había tiempo para lamentaciones.
Sin dudarlo, Minato abandonó la torre y enfrentó la escena aterradora: el Kyūbi, imponente y lleno de odio, estaba cargando una Bijūdama con la intención de arrasar la aldea. El rugido de la bestia retumbó en el aire cuando lanzó la esfera destructiva hacia Konoha.
En un acto desesperado, Minato utilizó nuevamente el Jutsu del Dios del Trueno Volador, teletransportando la Bijūdama directamente contra el Kyūbi. La explosión resultante fue colosal, iluminando el cielo nocturno con un destello cegador. La onda expansiva sacudió la tierra, causando daños severos y dejando a Minato herido, pero decidido a proteger a su hijo y a la aldea a toda costa."
Capítulo 4: Pelea contra el Kyūbi
La noche estaba rota por el caos. Lo que antes era tranquilidad en Konoha se había convertido en un infierno. El rugido del Kyūbi resonaba como un trueno, y sus enormes patas aplastaban el suelo, dejando tras de sí destrucción. Las llamas iluminaban los rostros de los shinobis que, pese al miedo, corrían hacia el monstruo con una determinación casi suicida.
Minato se encontraba en medio de todo, su capa ondeando en el aire mientras trataba de mantener la mente fría. Sabía que no podían vencer al Kyūbi con fuerza bruta, pero no podía dejar que la aldea se destruyera. No después de haber perdido tanto. No después de haber visto a Kushina morir.
—¡Hiruzen! —gritó, mirando al Tercer Hokage que corría hacia él acompañado de un grupo de ninjas de élite.
—¡Minato! Los clanes están movilizándose, pero necesitamos una estrategia. El Kyūbi es demasiado poderoso para enfrentarlo sin coordinación —respondió Hiruzen, su voz firme pero cargada de urgencia.
Minato asintió rápidamente, observando a la bestia que comenzaba a cargar una Bijūdama. El tiempo se agotaba.
—Lidera a los clanes. Manténganlo ocupado. Yo buscaré una forma de sellarlo.
Hiruzen no discutió. Con un movimiento rápido, invocó a Enma, el Rey Mono, quien adoptó su forma de bastón. Con fuerza, el Tercer Hokage lideró un ataque directo, golpeando una de las patas del Kyūbi y desviando su atención.
En ese momento, los clanes comenzaron a llegar al campo de batalla. Los Uchiha, liderados por Fugaku, activaron sus Sharingan, intentando dominar la voluntad del Kyūbi. Sin embargo, la bestia rugió con tal intensidad que varios retrocedieron, abrumados por la presión de su chakra.
Los Hyūga, con su Byakugan, atacaban desde los flancos, buscando debilitar las extremidades de la bestia. Mientras tanto, los Nara utilizaban sus sombras para intentar inmovilizarla, pero mantener un ser tan gigantesco atrapado resultaba casi imposible. Los Akimichi, en su forma gigante, trataban de contener sus movimientos, mientras los Aburame liberaban enjambres de insectos para drenar su chakra.
El Kyūbi, enfurecido, lanzó un zarpazo que destruyó una fila de casas. Minato apareció de repente, utilizando su Jutsu del Dios del Trueno Volador para salvar a varios shinobis que estaban en el camino del ataque.
—¡No dejen que cargue otra Bijūdama! —gritó Minato mientras lanzaba varios kunais marcados alrededor del Kyūbi.
El Zorro de Nueve Colas, ignorando los intentos de los shinobis por detenerlo, abrió su boca y comenzó a reunir una enorme esfera de energía. Los ninjas redoblaron sus esfuerzos, pero todo parecía inútil. La esfera creció y creció hasta que el Kyūbi la lanzó directo hacia la aldea.
—¡No lo permitiré! —gritó Minato, apareciendo frente a la Bijūdama.
Con un movimiento desesperado, utilizó su jutsu para teletransportar la esfera lejos, haciéndola explotar a lo lejos. La onda expansiva sacudió la tierra, pero Konoha estaba a salvo, al menos por ahora.
Minato cayó al suelo, jadeando, mientras el Kyūbi rugía nuevamente, dispuesto a seguir atacando. Hiruzen apareció a su lado, sosteniendo a Enma con fuerza.
—Minato, no podemos seguir así mucho tiempo. Los ninjas están cayendo, y el Kyūbi no muestra señales de agotamiento —dijo Hiruzen, su voz más grave de lo normal.
Minato levantó la mirada, su rostro una mezcla de determinación y dolor.
—Tengo un plan, pero… necesitaré tiempo.
Hiruzen asintió sin dudar.
—Entonces haremos lo que sea necesario para dártelo.
Capitulo 5: El sacrificio de Minato
Minato observaba el caos desde la distancia, su mente atrapada entre la responsabilidad de ser Hokage y el dolor de ser un esposo y padre. Las llamas que iluminaban la aldea parecían reflejar su propia desesperación. Sabía que no había otra opción. Aunque su corazón se rompía con la decisión, debía salvar a Konoha, incluso si eso significaba sacrificar todo lo que le quedaba.
Con determinación, creó un clon y le dio una orden clara:
—Trae a Naruto.
Mientras esperaba, su mente se llenó de imágenes de Kushina, de su risa y de los planes que habían hecho juntos para el futuro de su hijo. Pero ahora ese futuro recaería sobre los pequeños hombros de Naruto. "Espero que puedas soportar el peso de este destino, hijo mío", pensó mientras sus manos comenzaban a formar los sellos del **Shiki Fūjin**, el temido Jutsu del Dios de la Muerte.
Cuando su clon regresó con Naruto, Minato lo sostuvo en sus brazos por un momento, observando su rostro inocente. Su mirada estaba cargada de tristeza, pero también de esperanza.
—Naruto… No hay tiempo para explicarte todo, pero quiero que sepas que esto lo hago porque creo en ti. Algún día entenderás el porqué de mi decisión.
Con un último suspiro, Minato convocó al Shinigami. La figura espectral apareció detrás de él, envuelta en una oscuridad que parecía absorber toda la luz a su alrededor. Su mirada era fría e indiferente, y una voz grave y vacía resonó en la mente de Minato.
—¿Qué deseas, mortal?
—Quiero sellar al Kyūbi en mi hijo. Todo su poder. A cambio, ofrezco mi alma —respondió Minato, su voz firme, aunque sabía perfectamente lo que eso significaba.
El Shinigami lo observó con algo que parecía una mezcla de burla y respeto.
—Conoces el precio. Tu alma será mía por toda la eternidad, atormentada en un lugar donde ni la paz ni el descanso existen. ¿Estás dispuesto a aceptar ese destino?
Minato cerró los ojos por un momento, respirando hondo.
—Soy el Hokage. Mi deber es proteger a mi aldea, a mi gente, incluso si eso significa sacrificarme. Pero no lo hago solo por Konoha… Lo hago por Naruto. Él es mi esperanza y mi legado.
El Shinigami asintió lentamente.
—Muy bien. Tu destino está sellado, igual que el de tu hijo.
Mientras el Shinigami comenzaba a realizar el sellado, Minato sintió cómo su energía vital era drenada poco a poco. Observó a la aldea luchando con todas sus fuerzas para mantener al Kyūbi inmóvil. Cada shinobi que daba su vida, cada grito y cada lágrima le recordaban por qué estaba haciendo esto.
Con un último esfuerzo, el Kyūbi fue absorbido dentro del cuerpo de Naruto. La bestia rugió, furiosa, intentando liberarse, pero fue inútil. Su poder completo quedó atrapado en el sello. Naruto se convirtió en un jinchūriki, el portador de la criatura más temida del mundo.
Minato, ahora arrodillado y agotado, miró a su hijo por última vez mientras el Shinigami extendía una mano fantasmal hacia él. Una lágrima rodó por su mejilla mientras murmuraba:
—Naruto, perdóname por no poder estar contigo. Sé fuerte… Y recuerda que siempre te amaré.
El Shinigami se llevó el alma de Minato, dejando atrás solo su cuerpo sin vida y una aldea que, aunque devastada, seguía en pie. Las llamas comenzaron a apagarse lentamente, pero la verdadera lucha apenas comenzaba para Naruto, quien ahora cargaba con el peso del sacrificio de su padre y el poder del Kyūbi dentro de él.