Sentía algo cálido y suave alrededor de mi cuerpo, una sensación reconfortante que me hacía querer quedarme ahí, sin abrir los ojos. Sin embargo, algo me inquietaba, algo no se sentía bien. Lentamente, abrí los ojos y me encontré en una habitación que no reconocía.
La luz de la mañana se filtraba a través de unas cortinas azules con dibujos de estrellas y lunas. Me senté en la cama, pero al hacerlo, me di cuenta de algo extraño: mis piernas no llegaban al suelo. Parpadeé, confuso, mirando mis manos… pequeñas y rechonchas. Eran las manos de un niño. Sentí un escalofrío recorriéndome la espalda mientras observaba mi propio cuerpo, vestido en un pijama azul con dibujos de animales.
"¿Qué… está pasando?" murmuré, pero mi voz no era la que yo recordaba, era la de un niño pequeño.
Miré a mi alrededor, tratando de entender. El cuarto estaba lleno de juguetes: bloques de construcción, coches en miniatura, y una pelota roja apoyada en una esquina. No reconocía nada en absoluto. La habitación era luminosa y acogedora, pero eso solo aumentaba mi confusión.
De repente, la puerta se abrió y una mujer entró en la habitación. Tenía el cabello recogido en una trenza y me miró con una sonrisa cálida que parecía irradiar ternura.
"¡Buenos días, Ale! " dijo, acercándose a mí y acariciándome la cabeza con suavidad.
-¿Qué? No… no puede ser… la única persona que me llamaba por ese nombre. Era mi madre… pero ella no puede ser mi madre, no la recuerdo así…-
Me quedé en silencio, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. La mujer no parecía notar mi confusión; simplemente me levantó en brazos, como si fuera algo normal, y me llevó fuera de la habitación.
Al salir, pasamos por un pasillo decorado con colores cálidos y cuadros que no me resultaban familiares. Descendimos unas escaleras y llegamos a una cocina iluminada, donde el aroma a pan y leche llenaba el aire.
"Cariño, ¿Puedes cargar a Ale?" dijo la mujer.
-¿Eh? ¿A quién le habla? Si solo estamos ella y yo….-
Mire a mi alrededor, y lo encontré. La persona a la que le hablo esa mujer, fue un hombre… ya lo había visto antes, pero no lo recuerdo. El hombre se levantó de su asiento y me cargó.
Él es un hombre alto y fuerte, con una expresión serena y ojos cálidos que me miraban con afecto.
"Ven aquí Ale, vamos a desayunar" él me acomodo en una silla y empujo un plato hacia mi.
-¿Quién será este tipo? Algo en él se me hace familiar, ¿Será él, de quien hablo ese dios? No, lo mejor será ignorar esas palabras.-
Desayune en silencio, porque sentía que si decía algo, sería malo, quizá y llegaba a preguntar sobre ese dios, además observé a las dos personas, están parecían tener veinticinco o treinta años, no parecían tan jóvenes, pero tampoco adultos, aunque algo en cómo se trataban entre ellos, me inquieto.
"Vamos Ale, hoy vamos a ir al parque" dijo el hombre cargándome en sus brazos nuevamente, como si esto fuera común entre él y yo.
"Cliff, cariño cuídalo mucho… tengan cuidado"
-¿Cliff? Ese era el nombre de… mi padre. No puede ser, esto no es posible. No, no… no puede ser, esperen, tal vez tenga una idea errónea, quizás es otra persona…-
"Claro, vamos a regresar sanos y salvos, no te preocupes.
Fuimos al parque después de despedirnos de la mujer, no tardamos tanto en llegar, aunque algo en el parque, me resultaba un poco conocido, recuerdos de mi infancia vinieron a mi mente cuando vi el parque.
No hablamos durante todo el trayecto, no sabía cómo hablarle a este hombre. Se me hizo muy extraño que esa mujer, le llamara Cliff, ya que ese nombre era de mi padre.
★ ★ ★
Jugamos en el parque durante más de una hora, pero algo en el comportamiento del hombre, me resultaba extraño, parecía estar triste o cansado.
-¿Será por esto… que ese dios me dio ese consejo? Fue un consejo muy extraño. No… ese dios nada más me está engañando, solo se quiere beneficiar de mi.-
"Sabes Ale… se que no debería decirte esto, por qué todavía eres pequeño, pero se que me entiendes… si algún día llegó a faltar, quiero que tú cuides a tu madre. No sé cuánto tiempo me queda… pero quiero que seas fuerte" dijo Cliff.
★ ★ ★
Pasaron los días y fui adaptándome poco a poco a la vida en el cuerpo de un niño, aunque mi mente de 17 años me hacía cuestionar cada detalle de mi nueva realidad. Intenté ignorar las palabras de ese extraño dios, pero algo en mí seguía recordándolas constantemente. Aunque dudaba de sus intenciones, no podía dejar de pensar en lo que me había dicho sobre ayudar a este hombre.
"Ese dios estupido… ¿Cuánto tiempo estaré aquí?" susurré frustrado.
★ ★ ★
Los días pasaban, Cliff me lleva al parque, pero cada día se ve más desgastado y triste, cada que la mujer le pregunta cómo se siente, él solo sonríe y dice: "Estoy bien… no te preocupes"
Pero en las noches, el tose mucho, un día fui a espiar a su habitación; Cliff sostenía su pecho, y parecía agitado. Al parecer está enfermo, pero no quiere preocupar a la mujer.
-¿Esta es la razón por la que el … dios me pidió ayudarlo? Puede ser… pero me parece algo extraño. ¿De que estará enfermo?-
★ ★ ★
Pasó una semana, Cliff empeoró estos últimos días, no sé cuánto tiempo le queda. Últimamente lo he visto discutir con la mujer, al parecer es muy grave lo que tiene, pero no quiere ir al doctor.
"¡Cliff, ya te dije que vayamos al hospital… tenemos los recursos suficientes!" le gritó la mujer.
"No te preocupes Lucie… estoy bien" dijo Cliff, forzando una sonrisa.
-¿Queeee? ¿Lucie? No… no puede ser, entonces ella… si es mi madre, pensé que era otra persona… pero esto lo confirma.-
Cliff se desmayó. Mi madre llamó a una ambulancia desesperada, mientras le gritaba a Cliff que se levantará, pero él no respondía.
La ambulancia llegó unos minutos después, fuimos al hospital, donde revisaron a Cliff. Nosotros nos quedamos en el hospital ese día.
A la mañana siguiente los doctores nos hablaron para decirnos la situación de Cliff. Al parecer tiene insuficiencia cardíaca, según lo que dijo Lucie, su padre de Cliff también tenía lo mismo. Así que es una enfermedad hereditaria.
Un doctor nos dijo que Cliff necesitaba una cirugía, pero no creía que se mejorará, al igual que la cirugía no es tan segura y puede morir.
Lucie aceptó que le hicieran la cirugía e hizo un escrito: Este indica que si Cliff llega a morir, Lucie no hará algo contra el hospital.
La cirugía se la hicieron unas horas después, Lucie y yo, nos quedamos en el hospital. No podía dormir, me sentía triste, pero sé que estará bien. Me quedé dormido unos minutos después.
★ ★ ★
Abrí mis ojos; el espacio blanco se extendía ante mí, envolviéndome en una neblina que parecía no tener fin. Sentía mi cuerpo flotando, suspendido en un vacío donde el tiempo y el espacio se disuelven. Enfrente de mí, la figura de una persona… Renshen se encontraba sentado frente a mí.
"Nos volvemos a ver, eh"
Nuevamente la voz que escuché, fue ambigua, no sabía si era una mujer o un hombre. Al igual que el rostro del "dios" estaba en ese mosaico pixelado, junto con esa gran sonrisa.
-Si. Creí que nunca te volvería a ver.-
"Veo que no seguiste mi consejo"
-¿Tu… consejo? Supongo que no.-
"Pues cometiste un grave error"
-¿Eh? ¿Por qué dices eso?-
"Lo digo, porque si hubieras seguido mi consejo… el hombre no estaría en el hospital. El va a morir… tal vez no lo recordaste, pero ese hombre… es tu padre"
-¿Mi padre? Entonces la mujer sí era mi madre. Además… no tienes por qué reclamarme, tú no me diste un consejo detallado. Solo me dijiste haz esto y ya… como pretendes que haga con algo así. Siento que nada más estás jugando conmigo.-
"Bien. Entiendo, un consejo más detallado. Pero está vez sí podría mentirte"
-¿¡Qué!? ¿¡Mentirme!? Así que al fin lo admites. Eres el tipo de personaje que engaña a la gente para su beneficio ¿no?-
"Te estoy preguntando si puedes confiar o no en lo que te digo"
-No, no puedo confiar en ti. Haré lo que me digas, pero si resulta que me estás mintiendo, nunca más volveré a escuchar uno de tus consejos ¿Lo entiendes?-
"Si mi consejo te sirve está vez, entonces quiero que confíes en mí de ahora en adelante"
-¿Quieres que sea tu pequeña marioneta? ¿Que sea tu peón y obedezca todo lo que digas?-
"No, no, no te estoy pidiendo que llegues tan lejos. Pero va a ser agotador si eres así de hostil cada vez que hablemos, ¿sabes?"
-Entonces ¿Qué quieres? No sabes cómo me siento ahora, mi padre murió sin que yo pudiera hacer algo. Estoy más que enojado contigo, si me hubieras dado un consejo más detallado… tal vez lo hubiera salvado.-
"Ya veo. Te he juzgado mal. Muy bien, ¿Entonces por qué no establecemos algunas reglas? Como decirte antes de tiempo cuándo apareceré para darte un consejo."
-¡Si, esa es una idea maravillosa! ¿Qué tal si nos vemos de nuevo en unos cien años?-
"Pero tú ya estarás muerto en ese tiempo ¿no?"
-Te estoy diciendo que no vuelvas a aparecer.-
"Cielos… Bueno, supuse que dirías eso. ¿Estás seguro de que esta vez no quieres
ninguno de mis consejos?"
-No, espera un segundo. Lo siento, me comprometeré. Si esta vez me das un consejo que me sirva, entonces dejaré de ser tan hostil cuando hablemos.-
"¿Y confiarás en mí?"
-No, no estoy dispuesto a llegar tan lejos. Pero al menos dejaré de tener estos estúpidos intercambios acerca de si voy a escuchar o no.-
"Bueno, eso es algo."
-Pero tú también debes comprometerte. Deja de aparecer de la nada como lo hiciste esta vez. Dame alguna clase de advertencia. O aparece en el sueño de alguien más y úsalo para que me entregue un mensaje.-
"Eso sería complicado. A decir verdad, hay una condición que debe cumplirse para ser capaz de aparecer en los sueños de alguien."
-¿Una condición? ¿Entonces eso significa que no puedes aparecer cuando quieres?-
"Exactamente. Además de eso, solo puedo aparecer en los sueños de alguien que está en la misma longitud de onda que yo. No existen muchos que puedan recibir mis consejos con una sincronización tan exacta. Tú eres muy afortunado."
-Estoy saltando de alegría. En fin, entonces hay una condición, ¿eh? ¿Cuál es?-
"Ni idea. Ni siquiera yo estoy seguro. Todo lo que sé es que habrá un repentino ¡ajá! y en ese momento pensaré, 'este es', hoy es el día. Y así es como soy capaz de conectarme."
-¿En serio? Entonces eso significa que tampoco puedes controlarlo completamente. Entonces olvida el aviso previo. Veamos… Me gustaría que fueras más detallado en tu consejo. Si todo lo que dices es "haz esto" o "haz esto otro", solo me deja confundido acerca de qué se supone que debo hacer.-
"Muy bien, más detalles. Lo entiendo."
-Bien, entonces adelante. Soy todo oídos.-
"Ejem. Bueno, este es mi consejo esta vez."
Una pantalla transparente (holograma) apareció frente a mí, en ella aparecía yo de hace algunos años y un hombre adulto. Además había una mujer, al final ellos me golpeaban.
"Alexander. Escúchame con atención, cuando despiertes, no debes ir a la escuela. Debes faltar más de una semana. Finge que estás enfermo… si lo haces no te pasará eso"
-¿Eh? Espera, ¿qué? No, espera, ¿por qué?-
"Fueron demasiados detalles. Si te digo demasiado, arruinará mi diversión, así que eso tendrá que ser suficiente"
-Espera, una pregunta más. ¿Despertaré en mi yo de diecisiete años? ¿O en otro año?-
"Despertarás como tú yo de dieciséis años"
-¿Qué? ¿Dieciséis? ¿Qué pasará si voy a la escuela?-
"Buena suerte, Alexander"
-Suerte… suerte… suerte…-
Mientras esas palabras hacían eco en mi mente mi conciencia se desvaneció, mientras veía una gran sonrisa en el rostro de ese dios.
★ ★ ★
Desperté envuelto en un silencio inusualmente pesado, como si las sombras del sueño aún estuvieran sobre mí. Recordé las palabras de aquel dios: "Cuando despiertes... no debes ir a la escuela."
Aunque no confiaba en él, las imágenes del sueño aún me perturban, y algo en su tono me instaba a tomarlo en serio, al menos por un tiempo.
-Tal vez solo sea un pretexto para evitar otra semana de humillaciones.-
Pasar unos días en casa no podía ser tan malo, y tal vez el consejo no era del todo absurdo.
Aquel primer día, la casa se sentía extrañamente quieta. Con el sonido ocasional de algún auto afuera o de algún vecino cerrando una puerta, el silencio era apenas interrumpido.
Traté de llenar el día de alguna manera: vi algo de televisión, intenté leer un libro que hacía meses no tocaba, y hasta terminé por arreglar algunas cosas en mi cuarto, pero la sensación de vacío no desaparecía.
Los días pasaron de forma similar, con la monotonía haciéndose cada vez más pesada. Intenté estudiar, pensando que al menos podría adelantarme en algunas materias, pero pronto me di cuenta de que no lograba concentrarme.
Mi mente divagaba constantemente hacia lo que aquel "dios" había dicho, el propósito de su advertencia, y las posibles razones detrás de sus palabras.
Para el cuarto día, ya estaba cansado de mi autoimpuesta reclusión. No salía, no tenía a nadie con quien hablar, y el peso de la soledad parecía volverse más asfixiante. Era irónico, había querido evitar la escuela para escapar de la soledad y de las burlas, pero ahora estaba atrapado en casa con la misma soledad mirándome de frente, sin nadie que la hiciera menos abrumadora.
Fue en la última noche de la semana cuando me di cuenta de que esto no podía continuar. Tal vez ignorar la advertencia era la única forma de recuperar algo de control sobre mi vida, y decidí que al día siguiente regresaría a la escuela, sin importar lo que pudiera pasar.
★ ★ ★
La mañana era fría y brumosa, y cada paso que daba hacia la escuela estaba acompañado de una sensación extraña, una mezcla de inquietud y expectativa. Al llegar a la entrada, el bullicio de los estudiantes y los ecos de las risas en el patio me resultaban ajenos, casi irreales, después de haber estado tantos días solo.
Intenté pasar desapercibido entre los demás y me dirigí hacia el pasillo de siempre, decidido a evitar cualquier atención. Sin embargo, justo antes de entrar al edificio, alguien tropezó conmigo, chocando ligeramente contra mi hombro.
"Lo siento" murmuró una chica, me parecía conocida, su voz era suave y un poco nerviosa.
Al levantar la vista, me encontré con una chica que, a primera vista, parecía tener una presencia tranquila pero segura.
Tenía el cabello oscuro y sus ojos irradiaban una mirada curiosa, aunque había en ellos también una leve timidez, como si fuera nueva en la escuela. Por alguna razón se me hacía conocida, pero ¿De dónde? La chica me observaba con una expresión sorprendida, como si tampoco esperará encontrarse con alguien en ese lugar y a esa hora.
"No te preocupes… no hay problema" dije forzando una sonrisa.
La chica bajó la mirada por un segundo, luego volvió a observarme.
"Soy nueva aquí, y… estaba buscando el salón 2-B ¿Sabes dónde está?" preguntó, con un tono que intentaba disimular su inseguridad.
"¿Salón 2-B?... Ese es mi salón" murmuré algo sorprendido.
Ella parpadeó, y una leve sonrisa asomó en su rostro.
"¿Me puedes llevar? Por favor" dijo tímidamente.
"¿Eh? Si, claro yo te llevo" Comenzamos a caminar hacia el salón en un silencio tranquilo, mientras yo trataba de ordenar mis pensamientos.
"No me he presentado ¿verdad?" dijo la chica.
Me quedé en silencio, por alguna extraña razón su presencia me daba tranquilidad, la misma que me daba Ariel.
"Mucho gusto… yo me llamo Ariel Stagwhite¹"
-¿Ariel? ¡No puede ser! No… ¿Ella es la razón por la que ese dios… quería que faltará a la escuela? Pero está chica no se parece a la Ariel que yo conozco…-
"Ahora dime… ¿Cómo te llamas?"
"¿Mm? Yo me llamo… Alexander Ratblack, mucho gusto"
Llegamos al salón, las dudas invadían mi mente. Me preguntaba si ese dios quería evitar que me encontrara con Ariel, si fuera así, ¿Qué razones tendría él para evitarlo?
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1. Se muestra una palabra combinada, se utiliza para un apellido, es la combinación de un animal y un color(en ingles)
Stag: Ciervo
White: Blanco