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Chapter 75 - Mork.

Mork no pudo vengarse de la gente a la que quiso como parte de su familia, para ellos era un protector, y para él, sus protegidos.

Tomó todo cuanto pudo de su casa y lo metió en una bolsa, vio unas de las armas más hermosas que Zeraki había forjado, un regalo especial para un orco especial.

Es que si hubiera sido un humano o elfo apuesto no lo hubiera dejado por Redhand, se habían burlado de él durante mucho tiempo, casi inmediatamente después de conocerse, pero no los podía odiar, Red era su amigo más preciado, y Zera la mujer que él amaba incondicionalmente.

Eso era relativo, Fenrar había sacado toda su rabia, aunque profunda, para controlarle y lastimar a Zera, por culpa de esa ira su esposa había muerto.

Cruzó la bolsa con una correa a su espalda, y guardo sus hachas de mano en el cinto, sacudió su cara con las manos y abandono Zurvarat para no volver.

Vagó durante días en los bosques cercanos, meditando, entrenando y dejando salir todo el resentimiento que aún estaba en su herido corazón.

Luego se movió en dirección a Karazkan, donde una numerosa colonia de orcos y semi orcos eran libres y aceptados entre la mayoría de humanos, era ahí o Zul'Moran, pero no quería estar cerca de Red que iba en esa dirección a enfrentarse con Gar'Dal.

Era acaso la fuerza tremenda de Red lo suficiente para vencer al todopoderoso y ancestral señor de Xera, no lo creía, pero el humano de cabellos blancos siempre le sorprendía, o para bien, o para mal.

Se movió a paso calmado, aún tenía mucho que pensar.

Entonces al décimo día de viaje se topó con una pareja peculiar, iban atrás de él, pero mucho más apresurados.

Mork se ocultó entre los árboles y los miró atentamente.

Era una humana medianamente alta y de rostro simplón, era bella, pero nada al lado de Zeraki , el otro era un tipo bajo y fuerte, macizo y de rasgos toscos, pensó por un momento que era mitad humano mitad enano.

-Muéstrate- le dijo el hombre bajo, le había descubierto en nada.

Mork se dejó ver, con sus armas guardadas, pero el hombre extraño tomo una cachiporra de madera y la apunto hacia él por sobre su cabeza.

-Voy en paz- le dijo Mork, el hombre no se había dejado amedrentar por su enorme tamaño.

-No presiento maldad en él- argumento la mujer, posando su mano en el hombro de su compañero, que bajo el arma inmediatamente.

-Tu, qué eres- le preguntó el extraño.

-Lo mismo debería preguntar yo- respondió el orco extrañado; - me llamo Mork Rocardiente, soy un medio orco, ¿puedes verlo cierto?, pero tú no eres de acá-.

-no lo soy- dijo el hombre; - ser Borgol, ella Kalair Zad, somos aparecidos-.

Kalair se llevó las manos a la cara, por qué su compañero de viaje era tan sincero, no todos en Xera eran pro-aparecidos, si es que conocían de esa condición.

-Un aparecido- dijo Mork para sí, luego recordó algo aterrador; -¡¿dijiste Kalair Zad?¡-.

-Conoces mi nombre- dijo Kalair, entendiendo más o menos de que la conocía; - dónde lo escuchaste-.

-Redhand-.

Kalair guardó silencio un rato, pensó muchas cosas, pero al fin se decidió a que preguntar.

-Eres de Zurvarat-.

-lo soy, y tú eres la mujer de Redhand-.

-lo fui una vez, ya no-.

-claro, Zaharzim- replico Mork;- eres ahora del demonio-.

-no pertenezco a nadie, quítate esa idea de la cabeza, pero si, Zaharzim es a quien quiero ahora, tú qué eres de Red-.

-Era su amigo, pero él me traicionó, aun así, trato de no guardarle rencor, permítanme saber a dónde van-.

-Karazkan-.

-yo también, por favor permítanme acompañarlos, puedo ser vuestro guía, los mapas de Xera son comúnmente imprecisos.

Kalair asintió con la cabeza y Borgol le hizo un gesto para que caminara con ellos.

-Mientras más guerreros mejor- pronuncio el primitivo;- lo que buscamos nos supera-.

Mork pensó en que si eran quienes decían, y habían compartido con Redhand debían de tener un objetivo tan imposible como el que el asesino había trazado para sí.

-¿Van por Gar'Dal?-.

-Vamos a buscar alguien que le venció una vez- le respondió Zad.

-Zul'Kyl el asesino-.

-Le conoces-.

-Gar'Dal ha dejado muy pocos rastros de su vida antes de ser el Rey Demonio, pero si, lo conozco, personalmente- dijo Mork un tanto reacio a la idea de ir hacia él

Kalair detuvo su caminar al escuchar al orco, era ese Mork una ayudada invaluable en su misión, salvar a su Zaharzim.

-Zul'Kyl fue mi maestro, un tiempo, un corto tiempo, el me enseño el paso del viento, no lo dominé del todo, pero me ha sido suficiente en muchas peleas-.

-¿sabrá acaso como pelear con Gar'Dal?- le preguntó Zad ansiosa.

-Él le venció una vez, luego de aquello Gar'Dal se volvió un ser muy poderoso, para serte sincero, Kalair, solo Redhand podría enfrentarse a Gar'Dal, pues él y el demonio son lo mismo, pero hay 6000 años de diferencia, aun así, si impresionan a Zul'Kyl quizá les enseñe algo útil-.

-dices entonces que es imposible-.

-no lo será tanto si Kyl los entrena, deberán, sin embargo, ser más hábiles que yo- dijo el semi orco con voz áspera.