En la inmensidad de la existencia existen múltiples dimensiones las cuales mantienen el orden cósmico entre los múltiples universos existentes entre ellos se destacan tres dimensiones los cuales mantienen el balance hacia las almas de los mortales estás son:
Dimensión Abismal: La cual se encarga de juzgar y castigar a toda aquella alma corrupta en vida. Gobernado por Vordem el Dios supremo del tormento eterno.
En el Oscuro y opresivo palacio de Vordem se alza en medio de los gritos de las almas condenadas, ecos que resuenan como un coro eterno de desesperación. El Dios Supremo del Tormento Eterno, Vordem, observa desde su trono de obsidiana, su figura envuelta en sombras que parecen cobrar vida.
Vordem: Sentado en su trono, con una mirada llena de indiferencia observa los castigos que se dan en los infinitos reinos en su dominio
Alma errante: Una poderosa alma se encuentra errática y es capaz de encontrar a Vordem pero, está alma, aunque autoritaria y llena de arrogancia en vida no pudo evitar temblar de miedo.
Vordem: Con voz grave y pausada, su mirada parece atravesar la esencia del alma errante.
"Infinitos son los reinos que caen bajo mi juicio. Infinitas las condenas que administro. Y sin embargo... tú, un susurro perdido en el vendaval de las almas, osas alzar tu presencia ante mí."
Alma errante: A pesar de su arrogancia en vida, el alma titubea, las palabras escapan de su control. Tiembla, y el brillo de su esencia parpadea como una llama a punto de extinguirse.
"Yo... No... Yo no debí..."
(La voz se quiebra en un susurro ahogado mientras siente el peso de Vordem sobre ella.)
Vordem: Se levanta lentamente de su trono. La sala parece encogerse bajo el manto de su aura. Las sombras se agitan, y los gritos de las almas condenadas aumentan de intensidad.
"Tu existencia en vida fue arrogancia y vacío. Tus pecados te han traído aquí, como a tantos otros. Pero tú... has llegado a mí por medios indebidos. Una burla a mi juicio. Por ello, tu castigo será único."
Alma Errante: Atada por cadenas que surgen del suelo, sus gritos se mezclan con los lamentos que inundan el palacio. Intenta resistirse, pero cada esfuerzo solo intensifica su sufrimiento.
"¡No, por favor! ¡No me envíes allí!"
(El alma empieza a ser arrastrada hacia un portal oscuro, desde donde emergen visiones de tormentos inefables.)
Vordem: Señalando con un gesto lento y deliberado.
"Allí donde te llevarán, ni siquiera el concepto de esperanza puede penetrar. Así lo dicta mi juicio. Ahora desaparece, y que tus gritos sean un eco eterno en mi dominio."
(Las cadenas arrastran al alma errante hacia el abismo mientras Vordem vuelve a sentarse en su trono, con la indiferencia de un ser que ha pronunciado tal sentencia millones de veces.)
Dimensión Celestial: Otorga el descanso eterno a aquellas almas que fueron virtuosas en vida. Gobernado por Elyssar la diosa suprema del alba celestial.
En el núcleo de la Dimensión, desde su trono el cual parece hecho de luz liquida Elyssar irradia con su presencia una luz que disuelve la sombras.
Elyssar: Con voz melodiosa que resuena en las almas recién llegadas
"Bienvenidos, hijos de la mortalidad. Aquí no hay juicio ni castigo, solo la verdad desnuda que yace en sus almas. Caminen por los ríos del Amanecer y dejen que sus cargas se desvanezcan. Aquellos cuyo espíritu aún anhela servir encontrarán un propósito entre mis guardianes."
(Un alma particularmente temerosa tiembla frente a Elyssar, incapaz de hablar.)
Elyssar: Levantando una mano que brilla como un amanecer
"No temas. El miedo es un eco de tu mundo mortal. Aquí, solo queda lo que es eterno. Habla, si tienes preguntas; mi luz escucha a todas las almas por igual."
(El alma balbucea tímidamente, pero al contacto con su mirada, parece encontrar paz y claridad.)
Dimensión Thalvaris: Esta dimensión se encarga de mantener el ciclo de reencarnación para aquellas almas que no pertenecen a las otras dos dimensiones. Gobernado por Thalviren el Dios supremo del ciclo infinito.
Thalvarien camina por un puente suspendido entre dos de los infinitos reinos bajo su dominio. Las almas flotan a su alrededor, inquietas por su destino. Él alza una mano y las realidades a su alrededor se doblan como reflejos en agua ondulante.
Thalvarien: Con tono firme, cargado de autoridad
"Almas de lo incompleto, han sido traídas aquí no para descansar, sino para enfrentar el peso de sus acciones. Cada paso que den aquí será un reflejo de lo que cargaron en vida. No busquen consuelo, pues mi reino no es el final, sino la senda hacia lo que será."
Alma: Con un tono desafiante, alza la voz lleno de arrogancia
"¿Por qué debemos someternos a tus pruebas? ¿Qué derecho tienes de decidir nuestro destino?"
Thalvarien: Sus ojos brillan con una mezcla de severidad y comprensión.
"¿Derecho? No soy juez ni amo. Soy el Guardián del Camino, y mis pruebas no son para satisfacer mi voluntad, sino para liberar la esencia de quienes son. Si buscas escapar, no encontrarás puertas. Si buscas enfrentarte a ti mismo, encontrarás la verdad."
(El puente comienza a fragmentarse bajo el alma, obligándola a decidir si avanza o retrocede. Thalvarien observa sin emoción.)
Siendo dimensiones que abarcan una responsabilidad sobre todos los universos estos se dividen en infinitos reinos los cuales tienen jurisdicción sobre un universo y son gobernados por poderosos seres que, aunque no se equiparan en absoluto antes los gobernantes supremos de sus distintas dimensiones poseen un poder casi tan alto como el de los dioses que se encargan del balance en cada universo.
Ethalios
Un mundo se vuelve el objetivo de unos gobernantes de reinos Dimensionales, los cuales su jurisdicción abarca ese universo. Era un mundo con un nivel de Nivora anormal raro entre los infinitos universos existentes.
Debido a la ambición que ellos poseían para fortalecerse a ellos mismos y a sus súbditos para poder expandir su poder hacia otros reinos y tomar jurisdicción sobre otros universos, es así que un mundo como ese el cual poseía tanta energía de manera antinatural les llamó la atención y sin darse cuenta tres gobernantes de diferentes dimensiones habían decidido incursionar hacia ese mundo, dos de ellos planeaban su conquista y control sobre el mundo y el tercero solo poseía una increíble ansia de conocimiento por ese mundo y quería descubrir el origen de tal antinatural flujo de energía.
Dimensión Abismal
(El escenario retoma a Vordem, aún sentado en su trono de oscuridad. Las cadenas de gritos que envuelven su dominio se extienden hacia los reinos infinitos, donde otros seres interpretan su esencia.)
"Desde su trono en lo más profundo de la Dimensión Abismal, Vordem no dirige su mirada a los gobernantes de los reinos que se extienden bajo su dominio. Para él, sus luchas, ambiciones y traiciones no son más que ecos insignificantes en la sinfonía del tormento eterno que ha tejido. Sin embargo, su presencia resuena en cada rincón, y quienes gobiernan en su nombre lo hacen bajo la sombra de su indiferencia."
(La escena se desvanece en el infinito vacío abismal, y emerge una nueva figura: Vez'mar, el Emperador Demonio, quien se erige sobre un campo de lava y ruinas mientras habla con su descendencia, los siete Príncipes Infernales.)
Vez'mar: El Emperador Demonio: La escena cambia al abismo oscuro, donde ríos de lava y océanos de sombra fluyen juntos. Vez'mar, con su imponente armadura negra y su corona de púas, se sienta en un trono de roca fundida mientras observa un portal que muestra Ethalios. A su alrededor, los siete Príncipes Infernales esperan sus órdenes.
Vez'mar: Con voz grave y resonante
"Ethalios… un mundo que apenas entiende su fragilidad. Un reino que desconoce el verdadero significado del poder. He visto incontables mundos en el Abismo, pero este... este será especial. Aquí no solo traeremos destrucción, sino que forjaremos un dominio que reverbere en todas las dimensiones."
(Uno de los Príncipes Infernales, un ser cubierto de llamas, levanta la voz con una mezcla de cautela y desafío.)
Príncipe Selvorath:
"Padre, Ethalios parece pequeño comparado con los reinos que podríamos conquistar aquí. ¿Qué lo hace tan importante para ti?"
Vez'mar: Mirando a Selvorath con una sonrisa oscura
"Su aparente insignificancia, Selvorath, es su mayor virtud. Este mundo será el campo de pruebas perfecto. Aquí no solo aplastaremos sus almas, sino que mostraremos a todos los reinos del Abismo que incluso el más débil debe someterse. Y si resistieran... bueno, no hay mejor espectáculo que la desesperación antes de la rendición."
(En su interior, Vez'mar planea usar Ethalios como un laboratorio para experimentar con nuevas formas de control y tortura, esperando perfeccionar su dominio del Abismo.)
Dimensión Celestial
(Elyssar se levanta de su trono de luz líquida. Su reino se extiende infinitamente, lleno de almas ascendidas y guardianes celestiales que interpretan su voluntad. )
"En la vasta perfección de la Dimensión Celestial, Elyssar nunca dirige su mirada hacia los reinos que brillan bajo su luz. Para ella, los Arcángeles, liderados por Luminous, una de los gobernantes de uno de sus infinitos reinos son fragmentos de la pureza que dejó fluir en su creación, pero no objetos de su atención directa. Y, sin embargo, Luminous alza su estandarte con fervor, convencido de actuar bajo la luz de su diosa."
(La escena cambia para enfocarse en Luminous, quien da un discurso a los diez Arcángeles mientras la luz divina del reino celestial los envuelve, reflejando la grandeza de la dimensión que los alimenta.)
Luminous: La diosa Celestial
(La escena se abre en un plano deslumbrante, donde el cielo es dorado y las nubes se abren como cortinas ante un ejército de seres celestiales. Luminous, con su armadura reluciente y alas inmensas, lidera una formación de los Diez Arcángeles. Ethalios se extiende bajo ellos como una joya recién descubierta.)
Luminous (dirigiéndose a los Arcángeles):
"Mirad este mundo, puro y virgen en su esencia, pero plagado por la corrupción de sus habitantes. Ethalios no es más que un jardín abandonado, lleno de malas hierbas que debemos arrancar para plantar las semillas de la perfección. Elyssar nos dio la luz no para ocultarla, sino para llevarla incluso a los rincones más oscuros. Este mundo será nuestro nuevo Edén, reflejo del reino celestial."
(Uno de los Arcángeles, con una armadura marcada por cicatrices de batallas anteriores, da un paso adelante.)
Arcángel Lumiryn:
"¿Y si los habitantes de este mundo se niegan, Señor? ¿Y si su oscuridad lucha contra nuestra luz?"
Luminous (con una sonrisa tranquila pero fría):
"Entonces les ofreceremos redención. Pero si rechazan el don de la perfección... los purificaremos en el fuego sagrado. No es crueldad, Lumiryn, es misericordia."
(Luminous oculta detrás de su fervor su verdadera ambición: demostrar su supremacía ante los otros reinos de la Dimensión Celestial, ganando el favor indirecto de Elyssar al expandir la influencia de la luz divina.)
Dimensión Thalvaris
(Thalvarien contempla los múltiples mundos que giran y se cruzan en su dimensión. No muestra interés por los reinos gobernados por dragones ancestrales, pues cada prueba y decisión es un eco menor en el vasto ciclo del infinito.)
"En la vastedad cambiante de Thalvaris, los gobernantes de los reinos que orbitan en el vacío son actores pasajeros en el gran teatro de posibilidades. Para Thalvarien, ni siquiera Azhir, el Dios Dragón, merece su atención. Pero Azhir, como todos los gobernantes de Thalvaris, actúa impulsado por el conocimiento que desea alcanzar, interpretando los caprichos del equilibrio como una oportunidad para lograr su propósito."
(La escena se centra en Azhir, rodeado de dragones ancestrales, mientras prepara su investigación en los confines de su reino y observa cómo su influencia se extenderá más allá de su dimensión.)
Azhir: El Dios Dragon
(La escena se traslada a un reino de cielos en constante cambio, donde los colores giran en una danza infinita. Azhir, una inmensa figura con rasgos dracónicos y una cola serpenteante, observa un mapa holográfico que muestra Ethalios en su centro. A su alrededor, los Dragones Ancestrales lo rodean.)
Azhir: (con voz profunda y pausada)
"Ethalios… un mundo que vibra en un equilibrio frágil, pero con una energía que apenas entiende. Su Nivora… su esencia, su alma colectiva, es fascinante. Allí encontraremos respuestas, hermanos míos. Respuestas que Thalvarien nunca nos dio."
(Uno de los Dragones Ancestrales, un ser de escamas azules y ojos brillantes, responde con curiosidad.)
Dragón Ancestral Ziralyon:
"¿Crees que Thalvarien aprueba que vayamos más allá de los límites de nuestra dimensión, maestro?"
Azhir: Alzando una garra con calma
"Thalvarien no aprueba ni desaprueba. Él observa, y nosotros actuamos. Si su equilibrio se inclina por nuestra intervención, será un aprendizaje para todos. Ethalios no es un simple mundo; es un punto de convergencia. Allí se esconde algo que nos permitirá entender más sobre la propia naturaleza del infinito."
Y sin saberlo, las ambiciones de estos tres seres sacudirán los cimientos de ese mundo, donde el gran poder que fluía era una bendición para su gente, pero ahora se volvería el foco de atención que iniciaría un conflicto con seres que escapan a su imaginación
En los vastos del universo, tres diversas fisuras empiezan a abrirse, de manera lenta e inexorable, como si el espacio en el universo comenzará a sangrar. De la grieta surgen tres imponentes figuras, cada una llena de sus propias ambiciones cuya dirección es un anormal mundo que rebosa de vitalidad y energía.
El misterioso mundo se llama Ethalios un mundo que aunque rebosa de vida, también está lleno de conflictos debido a las diversas razas que existen en el mundo las cuales debido a sus propias ideologías y culturas entran en conflicto con aquellos con los que notan hostilidad, además de tener deseos de expansión situando así un mundo hermoso que posee una historia de conflictos y a la cual se le sumará su conflicto más importante donde estás razas enfrentarán a seres que no son capaces de comprender.
A la llegada de estos seres al mundo el mundo comienza a temblar y el cielo se abre, mientras se muestran rayos de luz abrasadora, sombras que devoran el horizonte, y colores que desafían la percepción de los mortales. Y mientras sucede eso los Dioses del mundo se muestran cautelosos ante la llegada de estos tres particulares seres ya que aunque estos invasores sean mas poderosos que ellos, los dioses protegerán su tierra de quien sea
La Llegada de Luminous
Al emerger luego de su llegada envuelto en un aura dorada tan brillante que el día parece oscurecer a su alrededor. Su figura es majestuosa, con alas que parecen hechas de luz cristalina y una armadura que resplandece como el sol naciente. Cada paso que da purifica el suelo bajo sus pies, pero también lo calcina, dejando una marca imborrable.
Luminous:
"Un mundo tan frágil y, sin embargo, lleno de potencial. Elyssar, dame fuerzas para traer tu luz a esta tierra sombría."
(Alza su mano, abriendo un portal del que emergen los Diez Arcángeles y su ejército celestial. La atmósfera se electrifica, como si el mismo aire temiera su presencia.)
Luminous:
"Este mundo está lleno de imperfección, de caos que anhela ser moldeado. Ethalios necesita mi luz para alcanzar su propósito verdadero. Su energía... es inigualable, un regalo digno de ser guiado por una voluntad superior como la mía."
(Pausa, mientras observa los efectos de su presencia en el entorno, campos quemados y árboles marchitos por el exceso de energía.)
"Pero hay algo extraño aquí. Esta tierra no es dócil. Su resistencia es... curiosa. No se somete tan fácilmente como otros mundos que he purificado. ¿Es esto un signo de su potencial? O quizás... una advertencia."
(Observa a su ejército con autoridad)
"Ángeles míos, admiren este mundo. Su energía supera incluso mis expectativas. Pero no bajen la guardia... siento una inquietante corrupción en sus entrañas."
(Luminous entrecierra los ojos, percibiendo la energía de Vez'mar y Azhir más adelante.)
"Los siento. Esa oscuridad opresiva... ese misterio insondable. ¿Por qué han venido? ¿Qué esperan lograr aquí? ¿Acaso piensan que pueden desafiar mi luz y salir victoriosos? No lo permitiré. Este mundo será mío, y ellos aprenderán su lugar bajo mi resplandor."
(Cruza sus brazos mientras sus alas brillan aún más intensamente, reflejando su orgullo y determinación.)
"Azhir… Vez'mar... No importa lo que tramen. Ellos no comprenden que este mundo está destinado a la luz eterna. Su resistencia solo será un recordatorio de mi supremacía."
La Llegada de Vez'mar
Envuelto en las sombras vivientes que se retuercen a su alrededor. Su armadura oscura parece absorber toda la luz, y su imponente figura proyecta una presencia aplastante. A su paso, el suelo se agrieta y la tierra se marchita. Una risa gutural emana de su garganta mientras observa Ethalios con ojos carmesí.
Vez'mar:
"Ah, Ethalios... un mundo lleno de fuerza bruta, sin forma, sin dirección. Toda esta energía desatada... un desperdicio en manos de criaturas débiles. Esto... esto es lo que yo llamo potencial."
(Con un movimiento de su mano, abre un portal del que emergen sus legiones infernales, acompañadas por los Siete Príncipes Infernales. El calor del abismo se siente en cada rincón, y las sombras comienzan a extenderse como un manto de oscuridad.)
Vez'mar: Vuelve su mirada hacia sus demonios, levantando una mano
"Contemplen, hijos del abismo. Este mundo será nuestra forja. Su energía será moldeada bajo mi dominio, y aquellos que se atrevan a oponerse serán devorados."
Uno de sus generales demoníacos, una criatura colosal con cuernos retorcidos, se adelanta.
Príncipe Morzarath: Mirando al horizonte, con una sonrisa siniestra
"Padre este mundo tiembla bajo su poder. ¿Qué desea que destruyamos primero?"
Vez'mar: Con una risa seca, moviendo un dedo en negación
"No tan rápido. Primero, debemos entender la naturaleza de este mundo. Su resistencia... y sus secretos."
(Su mirada se endurece mientras percibe el rastro de Luminous.)
"Ah, la pretendida salvadora, con su luz cegadora y sus ilusiones de perfección. Siempre tan arrogante, tan predecible. Cree que puede purificar este mundo, como si fuera suyo por derecho. Pero no entiende que su luz es una debilidad, no una fortaleza. Ethalios no necesita ser salvado; necesita ser conquistado."
(Vez'mar detiene su marcha por un momento, sintiendo la presencia de Azhir.)
"Y el dragón... Siempre observando, siempre analizando, pero nunca actuando con verdadera decisión. Esa neutralidad suya es una fachada. Estoy seguro de que tiene sus propios planes para este mundo. Pero no importa. Sus conocimientos no le servirán cuando mis ejércitos se levanten y lo consuman todo."
(Sonríe cruelmente, observando a sus demonios que lo siguen, llenos de fervor y ansias de destrucción.)
"Ethalios no será un paraíso ni un experimento... será un imperio. Mi imperio."
La Llegada de Azhir
Al llegar al mundo una oleada de energía que cambia de forma constantemente. Azhir emerge con majestuosidad, una figura dracónica imponente, de escamas que reflejan los colores del infinito. Su presencia no aplasta ni destruye, pero la misma tierra parece retroceder con reverencia. Y bajo sus alas aparecen los Dragones Ancestrales, que observan el mundo con curiosidad.
Azhir:
"Ethalios... un mundo de equilibrio inestable. Su energía resuena como un enigma esperando ser resuelto. Aquí hallaremos respuestas, no solo poder."
(Con un rugido profundo, Azhir extiende sus alas, y las fisuras alrededor de él se cierran con precisión milimétrica. Su mirada viaja hacia el horizonte, donde siente las energías de Luminous y Vez'mar.)
(Mira a sus seguidores, su tono calmado pero autoritario)
"Exploren... pero no destruyan nada innecesariamente. Este mundo tiene algo que enseñarnos, si sabemos escuchar."
Uno de los dragones menores se acerca, inclinando la cabeza.
Dragón Menor:
"Maestro Azhir, este mundo parece rechazar incluso nuestra presencia. Su energía... se siente como un ser vivo, irritado por nuestra llegada."
Azhir: Susurrando, más para sí mismo que para los demás
"Ethalios... Este mundo no es como los demás. Su energía no solo lo alimenta; lo define. Es un ente vivo, consciente. Y nosotros... nosotros somos intrusos. Este lugar no nos quiere aquí. Ya siento su rechazo. Sin embargo, su resistencia me intriga. No es odio lo que siento, sino una defensa instintiva... un intento de protegerse de lo que no entiende."
(Azhir levanta la mirada al cielo al percibir el movimiento de Luminous y Vez'mar)
"Luminous y Vez'mar también sienten esto, aunque estoy seguro de que no lo comprenden. La luz y la oscuridad son fuerzas opuestas, pero iguales en su arrogancia. Ambos creen que Ethalios es un trofeo, algo que pueden poseer y moldear a su antojo. Qué necios."
(Sus ojos brillan con una intensidad que parece perforar la realidad misma.)
"Este mundo no es un objeto. Es un equilibrio frágil, un cristal que podría romperse si no se maneja con cuidado. Si pelean aquí, lo destruirán. Y si eso ocurre, ninguno de nosotros obtendrá lo que busca."
(Azhir suspira suavemente, sus pensamientos volviéndose más calculados.)
"Pero no soy un salvador, ni un protector. No vine aquí para detenerlos, sino para observar, para aprender. Si este mundo está destinado a romperse, será porque ellos lo han decidido. Pero si hay una forma de comprenderlo, de preservarlo, entonces tomaré ese camino... aunque me cueste enfrentar a los dos."
(Su mirada se endurece mientras percibe las energías de sus rivales acercándose.)
"Luminous, Vez'mar... No importa cuán poderosos se crean, ninguno de ustedes tiene el control absoluto aquí. Y si intentan desatar una guerra en Ethalios, se enfrentarán no solo al mundo, sino a mí."
Y mientras organiza a su gente en sus respectivas tareas para iniciar la investigación Azhir alza vuelo en la búsqueda de Luminous y Vez'mar ya que entiende que, aunque no pueda detenerlos si puede hablar con ellos como un igual para llegar a un acuerdo entre los tres.
Azhir: (Volando en búsqueda de Luminous y Vez'mar, se pierde en sus pensamientos.)
"Que increíble mundo... Cada fibra de su ser irradia un poder tan puro, tan inmenso, que aún no logro comprender. ¿Cómo es que un mundo así pudo escapar de nuestra atención por tanto tiempo? Su balance es... Inusual"
(Se detiene en el aire, con sus alas extendidas. Cierra los ojos para poder enfocarse en el flujo de energía de Ethalios.)
"Aun así está cantidad de energía no es solo un don, también es un problema. Su inestabilidad... Su naturaleza no corresponde a un sistema balanceado. ¿Cuál es el origen de esto? ¿Será el resultado de algún evento único? ¿O será la obra de alguna entidad desconocida?"
(Abre los ojos al encontrar la dirección de las presencias de Luminous y Vez'mar. Siente un leve desagrado al notar la disonancia de sus energías)
"¿Será que estos dos no son capaces de comprender la magnitud de este fenómeno, y lucharan por poseerlo? "
(Suspira profundamente, mientras se prepara para la reunión que debe de llevarse con ellos)
El aire en Ethalios se carga de una poderosa energía cuando Luminous, Vez'mar y Azhir finalmente se reúnen, el paisaje a su alrededor pareciera que vibra bajo la presión que ejercen sus auras, mientras el cielo refleja una discordancia mostrando: una luz celestial que lucha contra la penumbra del abismo mientras que el equilibrio dracónico trata de mantener la calma.
Luminous: (Con un brillo imponente en su semblante, observa a los otros con un destello de desdén, mientras sus alas iluminan la oscuridad que rodea a Vez'mar)
"Así que finalmente se presentan. ¿No tienen otro lugar donde expandir sus ambiciones? Este mundo no pertenece a ninguno de ustedes."
(Cruza los brazos, su tono lleno de autoridad.)
"Si piensan reclamarlo, les advierto: mi luz no será contenida por sombras ni misterios."
Vez'mar: (Con una sonrisa cruel, irradia un aura que aplasta el terreno bajo sus pies, dejando grietas oscuras)
"¿Tu luz? ¡Qué arrogancia la tuya, Luminous! Este mundo no pertenece a nadie... aún. Pero su poder es mío por derecho. No es más que un recurso que debe ser dominado, no admirado por ilusos como tú."
(Da un paso adelante, inclinando la cabeza ligeramente hacia Azhir)
"Y tú, dragón curioso... ¿Qué haces aquí? ¿Acaso planeas quedarte al margen mientras yo y esta farsante decidimos quién será el dueño de Ethalios?"
Azhir: (Manteniéndose firme, su presencia no es imponente, pero sí profunda y serena, como una corriente subterránea que no puede ignorarse)
"Es curioso cómo ambos reclaman algo que aún no entienden."
(Sus ojos se posan primero en Luminous, luego en Vez'mar, con una calma que parece desconcertar a ambos)
"Este mundo no es un simple territorio ni una herramienta para sus ambiciones. Su energía es inestable... y su destrucción sería inevitable si deciden pelear aquí."
(Hace una pausa, permitiendo que el peso de sus palabras penetre.)
"Por eso estoy aquí. No para reclamarlo, sino para comprenderlo."
Luminous: (Con un tono desafiante, pero con cierto interés en las palabras de Azhir)
"¿Destrucción? Tu prudencia es casi conmovedora, dragón. Pero subestimas mi control. Puedo convertir este mundo en un paraíso sin necesidad de destruirlo. Y ciertamente no necesito tus advertencias para cumplir mi propósito."
(Dirige una mirada de desdén hacia Vez'mar)
"Lo que realmente destruiría este mundo sería la brutalidad de un ser como él."
Vez'mar: (Su voz se vuelve un rugido bajo, cargada de ira reprimida)
"¡Cuidado con tus palabras, Luminous! No necesito justificar mis métodos ante ti. Este mundo está lleno de vida, sí, pero también de debilidad. Solo yo puedo darle un propósito verdadero: unificar su energía bajo mi dominio."
(Mira a Azhir, frunciendo el ceño)
"Y tú, Azhir... ¿Pretendes quedarte como un espectador mientras nosotros tomamos lo que nos corresponde?"
Azhir: (Levanta una garra, haciendo un gesto para calmar la creciente tensión. Su voz se eleva, firme pero equilibrada)
"Silencio, ambos. No he venido aquí para discutir territorios ni para ver cómo destruyen algo tan singular como este mundo."
(Mira a los dos, su mirada es severa, pero también llena de sabiduría)
"Ethalios no soportará una batalla entre los tres. Si comienzan una guerra aquí, no habrá mundo para conquistar, ni para comprender. Solo ruinas."
(Da un paso al frente, su voz adquiriendo un tono solemne)
"Por eso propongo esto: ustedes pueden perseguir sus ambiciones aquí, pero deben hacerlo sin enfrentarse directamente. Yo me mantendré neutral y no intervendré en sus asuntos... siempre que respeten esta condición."
(Sus ojos brillan con una intensidad fría)
"Si alguno de ustedes desata un conflicto que amenace con destruir Ethalios, me veré obligado a intervenir. Y les aseguro que no me contendré."
Luminous: (Frunce el ceño, su orgullo herido, pero reconoce la lógica en las palabras de Azhir)
"Esos términos... son razonables. No necesito rebajarme a su nivel para reclamar lo que es mío. Mi luz iluminará este mundo sin necesidad de conflictos innecesarios."
(Lanza una última mirada de advertencia hacia Vez'mar)
"Pero si él intenta interferir, no esperaré tu intervención, Azhir."
Vez'mar: (Con una risa seca, aunque claramente molesto por la propuesta, acepta a regañadientes)
"Un trato, entonces. Pero no te equivoques, dragón: mi paciencia tiene límites."
(Se gira hacia Luminous, con una sonrisa burlona)
"Y tú, criatura de luz... Espero que estés lista cuando llegue el momento de demostrar quién merece este mundo."
Azhir: (Asiente, con una mirada que denota alivio y determinación)
"Entonces estamos de acuerdo. Que cada uno siga su camino... pero que recuerden mis palabras. Ethalios no es un simple botín de guerra."
(Extiende sus alas, preparándose para marcharse, pero lanza una última advertencia)
"Que sus ambiciones no destruyan lo que buscan reclamar. De lo contrario, el dragón que ahora les habla con calma será el mismo que enfrentará su imprudencia."
Los tres se separan, sus energías aun chocando en el aire. Aunque han alcanzado un acuerdo temporal, las tensiones entre ellos continúan latentes, y Ethalios siente el peso de sus ambiciones.
Cuando los tres dioses finalmente se marchan, el cielo comienza a despejarse, pero las cicatrices de su encuentro quedan grabadas en el paisaje. La meseta está devastada: árboles quemados, ríos desviados y el suelo agrietado como si el mundo mismo hubiera temblado bajo su presencia.
Sus palabras resonaron con la fuerza de titanes, y sus acuerdos sellaron un equilibrio precario. Pero en su grandeza, ni Luminous, ni Vez'mar, ni siquiera Azhir, se detuvieron a mirar más allá de su propia ambición. No vieron los rostros pálidos de los aldeanos que se escondían entre las sombras del bosque cercano, observando desde la distancia con miedo y desesperanza.
Lo que antes era un lugar próspero y tranquilo ahora yace en ruinas. Casas derrumbadas, campos marchitos por las energías desatadas, y familias temblando bajo refugios improvisados. Un anciano, apoyado en un bastón roto, contempla el cielo con ojos llenos de tristeza mientras habla con un joven que sostiene a un niño pequeño.
Anciano: (Con voz quebrada, señalando hacia la meseta)
"¿Acaso así son los dioses?... ¿Pero qué dios mira a su creación y no la protege? ¿Qué dios destruye para satisfacer su ego?... Es que acaso hemos perdido su protección"
Joven: (Con amargura, apretando los puños)
"No son dioses. Son monstruos disfrazados. Se pelean por este mundo como si fuera suyo, y nosotros no somos más que polvo bajo sus pies."
El niño pequeño, demasiado joven para entender las palabras, observa al joven con ojos asustados y murmura:
Niño: (En un susurro)
"¿Van a volver, abuelo? ¿Nos van a destruir?"
Anciano: (Haciendo un esfuerzo por sonreír, aunque su voz tiembla)
"No lo sé, pequeño. Pero pase lo que pase... debemos resistir. Este es nuestro hogar. Este mundo es nuestro tanto como lo es suyo."
Mientras los dioses se pierden en la lejanía, sus figuras majestuosas apenas son un eco distante en el horizonte. Pero el dolor que han dejado detrás no se borra con la misma facilidad. Ethalios es un mundo lleno de vida, sueños y esperanzas, pero para ellos, no es más que un tablero para su juego interminable de poder. En su egoísmo, no ven que lo que buscan conquistar es algo que jamás podrán entender ni poseer completamente: las almas que hacen que este mundo viva.
Y así en la fecha 5/Aurenis/1 EO iniciaría una nueva Era, la Era de la Oscuridad EO. Dejando atrás una era prospera la cual era la Era del Amanecer cual veía una nueva luz a través de que la gente dejaba de lado las luchas y buscaban soluciones diplomáticas.
Una vista desde el cielo mientras se contempla al pueblo destruido, mientras las últimas palabras del anciano resuenan en el aire: "Debemos resistir..."