Chereads / Matrimonio en las vegas / Chapter 11 - Episodio 11

Chapter 11 - Episodio 11

Suspiré cuando por fin vi el letrero que indicaba que estábamos entrando a Los Ángeles.

Había sido el viaje más incómodo que he tenido en mi corta vida, incluso el radio encendido no había evitado que el momento fuera tan tenso entre ambos, no cruzamos ninguna palabra y por un momento lo agradecí.

Cuando la camioneta se estacionó frente al edificio donde vivía intenté huir lo más rápido que pude, pero claro, él no iba a dejar que lo hiciera.

— Vivirás conmigo a partir de mañana.

Mi mano quedó paralizada sobre la manilla del carro.

— No —dije sin más—.

— Eres mi esposa.

— ¡Pero no es real!

— ¡Pero debe parecerlo!

Inhalé intentando calmarme un poco.

1, 2, 3, 4, 5.

— Esto no estaba en el contrato.

— No hay uno.

— Pues debería.

— Mira Grace, no sé si sabes que los esposos normales viven juntos, que no lo hagamos levanta muchas sospechas, por favor, sólo hasta que me den la visa y te puedes ir enseguida.

— Primero no somos unos esposos normales ¡se supone que lo que pasa en las Vegas se queda ahí! Y además a este paso, vas a pedirme que me acueste contigo porque "Lis ispisis nirmilis li hicin"

— ¿Y por qué no?

Bufé y me bajé de la camioneta, no quería saber nada respecto al tema, una cosa era tener que tolerarlo pocas horas y otra distinta era vivir con él.

— Grace —sentí sus pasos detrás de mi—. mañana paso por ti después del trabajo, y te irás conmigo, no tienes más opciones.

Paré mi camino pero no me giré hasta que lo escuché irse.

¡Mierda!

— No sé de qué te quejas Grace, era algo más que obvio.

— Janeee —me quejé—.

— Ya aceptaste el trato querida, así que

— Pero es que —me interrumpió—.

— ¡Grace por favor! Cualquier chica quisiera estar en tu lugar, vivirás en una mansión con un hombre que parece un adonis ¿por qué no lo aprovechas?

— Porque yo no soy así Jane.

— Tú tienes miedo a enamorarte de él.

— ¿Qué? —rodé los ojos—. Jamás, él no es mi tipo.

— Ese hombre es el tipo de todas.

— Por favor Jane.

— ¡Grace! Si el cielo te da limones, haz limonada

— ¿Puedes por favor dejar tus dichos? La verdad que no me han ido nada bien.

— Yo sólo te doy un consejo querida, disfruta el momento, aún eres muy joven, el amor de tu vida aún está muy lejos o tal vez a la vuelta de la esquina, pero mientras llega ¡vive! Experimenta, prueba, sólo deja "lo que está bien" a un lado. Este es nuestro momento de tomar malas decisiones y hacer locuras, cuando estemos más viejas no tendremos tiempo para eso.

Cerré mis ojos pensando lo que mi mejor amiga me había dicho, un lado de mi quería hacerlo pero el otro no soportaba la idea de salir lastimada.

Y suena tonto porque no hablo por experiencia, simplemente nunca he tenido un novio y de la noche a la mañana ya estoy casada, no sé cómo manejarlo. Además, James Clarke es un hombre tan impredecible, está tan fuera de mis manos que no puedo soportarlo, siempre quiero tener todo controlado y él simplemente no me lo permite.

Mi mente maquineaba a mil por hora, sopesando los pros y contras.

"Deja de pensar, Grace"

¡Sal de mi mente James Clarke!

"Las veo en el trabajo a las dos en punto, adjunto la dirección"

Rodé los ojos al leer el mensaje de Clarke, hoy sería nuestro primer día trabajando para él y eso me emocionaba y aterraba al mismo tiempo.

"Ok" —contesté—.

Recibí otro mensaje enseguida.

"Y luego del trabajo paso por ti y tus cosas"

"Ya te dije que eso no pasará"

"Y yo te dije que no puedes negarte, así que nos vemos"

Apreté el teléfono y casi grité, como me exasperaba este hombre. Al alzar mi mirada mi nariz chocó contra un casillero haciendo que de un momento a otro terminara en el suelo.

— ¡Lo lamentoooo, pero deberías fijarte más por donde! ¿besitos?

¿Por qué él? Dime Dios, ¿qué he hecho para merecer esto?

Agarré mi nariz, dolía muchísimo. Lo miré mientras me daba una sonrisa burlona.

— Dime algo, ¿tienes algo así como una adicción de estar en el suelo o sólo es coincidencia que siempre que nos veamos estés o a punto de caer o? —me miró con una sonrisa irónica—. Ya estés en el.

— Una adicción —respondí—. No sabes cuánto amo estar aquí —rodé los ojos—

— O tal vez sólo te eclipsas por mi belleza y es inevitable caer por mi.

— Ya quisieras.

— Claro que si —me tendió su mano—. Vamos besitos, debes ir a la enfermería.

— No —me dejé ayudar y tome su mano—. Estoy bien, no es para tanto.

— Cariño —tocó mi nariz y me mostró su dedo manchado de una sustancia roja—. estás sangrando

Me quejé zapateando, mi suerte estaba muy muy mal. Creo que debería hacerme una limpia.

— No hagas eso, es peor y además pareces niña chiquita.

Rodé los ojos y empecé a caminar mirando al techo mientras me dejaba guiar por Logan, lo bueno es que ya era la última hora de clases y no perdería más de lo debido.

Al llegar la enfermera me atendió de manera dulce, limpiando un poco mi nariz y dejando dos pedazos de algodón metidos en cada fosa nasal.

— Quédate unos diez minutos más así y ya puedes irte a clases ¿listo?

Asentí y dejé que la enfermera me deje sola en el departamento médico.

— Te ves muy graciosa —o no tan sola—.

— ¿Aún sigues aquí?

— Obviamente, no voy a desaprovechar la oportunidad de pasar un rato contigo.

— ¿Es enserio?

— Sí, y claro, para insistirte que salgas conmigo.

— Aún te faltan dos razones.

— Mmm, bien —calló un momento—. La cuarta razón, quiero invitarte a salir como disculpas por este accidente y la quinta, insisto, soy muy guapo

— Acepto la cuarta pero no la quinta.

— Bien, pongamos como que, si no dices que sí ahora, igual seguiré atrás tuyo hasta que me des la oportunidad.

Sonreí nerviosa, con esa razón ya me había ganado. Bueno, para ser sincera tengo curiosidad de conocerlo así que ¿Por qué no? Además así me quito de encima a Clarke al menos por unas horas.

— Está bien.

— ¡Es enserio besitos! Por faaaavooooor —se acercó a mi y tomó mi mano, lo miré confundida—. Espera, ¿dijiste que si?

— Sí.

— Guao, esperé tanto por este momento —dramatizó—.

— No ha sido ni una semana, tarado

Besitos, yo nisiquiera tengo que invitar a una chica a salir.

— ¿Tan así?

— Las ventajas de ser guapo y popular, ¿qué esperabas?

— No me hagas cambiar de opinión.

— No, no — puso su cabeza interponiendose entre el techo y yo—. El sábado te veo a las nueve de la mañana, usa algo cómodo ¿bien?

— Está bien, ahora aléjate.

— Pero primero

Fruncí las cejas antes de notar que me había sacado una foto.

— ¡No!

— Para el recuerdo —me guiñó el ojo— ¡Te veo el sábado, besitos!

Suspiré rendida, este chico era raro.