La historia comienza conmigo en un espacio extraño, donde se ven diferentes universos y multiversos ficticios. La realidad parecía distorsionada y el tiempo y el espacio se mezclaban de manera incomprensible. De pronto, una voz resuena en mi mente, pero no puedo distinguir de dónde viene. Parece que no viene de ninguna dirección, pero a la vez de todas direcciones.
La voz me habla con una autoridad y una claridad que me hace sentir un escalofrío en la espalda. "Bienvenido", dice la voz. "Lo lamento, pero tu estadía será muy breve. Te informo que serás enviado a tu historia favorita. Adiós, que tengas suerte".
Me quedo en estado de shock absoluto, sin poder procesar lo que acaba de suceder. De repente, siento una nalgada que me hace llorar. Después de un momento, miro a mi alrededor y observo que estoy en una especie de choza. La choza es pequeña y sencilla, con paredes de madera y un techo de paja. No hay ventanas, solo una pequeña puerta que se abre hacia el exterior.
Después de unos segundos, la puerta se abre y entra un personaje al que reconozco de inmediato. Es Thors, el legendario guerrero vikingo de la serie Vinland Saga. Me quedo sin aliento, sin poder creer que estoy en el mundo de Vinland Saga.
"¿Qué diablos...?", me pregunto en mi mente. "Este mundo es muy jodido. Un mundo plagado de violencia, donde sobrevive el más fuerte. O tal vez no sea quien tiene más y mejor suerte".
Pero entonces me doy cuenta de que soy hijo de Thors, el personaje más fuerte de la serie. Eso me da una ventaja, pero también me hace sentir una gran presión. Tendré que entrenar hasta desplomarme de cansancio para poder sobrevivir en este mundo.
"Espero que esa extraña voz me haya dado una habilidad que me permita sobrevivir", me digo a mí mismo. "Si no, prorsblemente estaré en graves problemas".
Soy el segundo hijo de Thors, y al parecer faltan unos cuantos años para que nazca Thorfinn, el protagonista de la serie. Tengo una hermana solo un poco mayor que yo, y creo que papá ya huyó de los Jhon vikingos para hacer una vida normal.
En el momento de mi nacimiento, mi padre, Thors, tuvo una especie de visión sobre mi que parecía ver más allá de mi edad y mi experiencia. Vio a alguien que podría superarlo en fuerza, alguien que podría alcanzar niveles de poder que él mismo había alcanzado. Pero lo más importante para él era que yo superaría su filosofía, la creencia que había guiado su vida y que resonaba en cada rincón de esta historia: "Nadie tiene enemigos".
Thors vio en mí a alguien que llevaría más lejos esa creencia, alguien que la cuestionaría y la haría suya llevándola a nuevos límites. Vio a alguien que no solo sería un guerrero fuerte y valiente, sino también alguien que podría cambiar el curso de la historia, alguien que podría mostrar al mundo que la verdadera fuerza no reside en la espada o en la lucha, sino en la compasión y la empatía.
Pero Thors también vio en mí algo más, algo que lo llenó de orgullo y esperanza. Vio a alguien que no solo dejaría de actuar con violencia desenfrenada, sino que lucharía por lo que cree correcto, por lo que es justo y noble. Vio a alguien que se levantaría para proteger a los suyos, para defender a los inocentes, para luchar contra la injusticia y crueldad irracional de este mundo.
En ese momento, Thors supo que había encontrado a su sucesor, alguien que llevaría su legado más allá de lo que él mismo había imaginado. Y con esa certeza, sonrió, sabiendo que el futuro estaba en buenas manos. La mirada de Thors parecía decir: "Este niño será alguien especial, alguien que cambiará el mundo". Y con esa mirada, mi destino estaba sellado".
Mi nuevo padre Thors me nombró Odinsor Kristi representando que superaría a Thor el cual es el y Kristi por qué escucho varias veces de la religión critiana y le gustaron los ideales que tenían.