Pov Lucifer
Han pasado siglos desde la primera vez que tratamos de tener un hijo.
Siglos de intentos y fallos continuos.
Lilith ya no soportaba más fracasos, su maldición era demasiado fuerte.
Cada feto albergado en su útero perecía después de un mes de gestación.
Fue sin duda un martirio total para ambos, después de cada fracaso mi amada esposa se encerró por días en las habitaciones, no queriendo probar un solo bocado.
Hoy fue la trigésimo cuarta vez en perderlo, y es peor que nunca, su peso iba disminuyendo considerablemente más de lo habitual. Ya no es capaz ni de dirigirme a la palabra. Es tanto el sufrimiento que le ocasiona emocionalmente, que ha tomado la decisión en no volver a intentarlo.
Devastado, me dirijo a visitar a uno de mis viejos amigos en el infierno.
Asmodeus.
Abriendo un portal directamente desde la sala de estar hasta su oficina, no dudo en cruzarlo.
Encontrando así con una imagen grotesca de una orgía entre empleados y demáses. Cuerpo s desprendidos de todo ropaje se encontraban en los alrededores rodeados unos con otros con una exótico lienzo.
Mi amigo siendo uno de los más cotizados especímenes el día de hoy por lo visto.
-Ejem.
Trato de aclararme la garganta para llamar la atención, pero los sonidos de excitación, asquerosos chapoteos y estruendosos gemidos lo opacan con avidez.
-!EJEM!
Vuelvo a exclamar pero esta vez en un grito.
Todo se detienen y voltean a verme con rapidez, unos sobresaltándose y otros con lujuria plantada en sus sudorosos rostros.
Repulsivo
Todo esto es tan recursivo que mi estómago se retuerce tratando de devolver el escaso desayuno que he logrado ingerir esta mañana.
-¡Lucifer! amigo mío ¿qué te trae a nuestra agradable fiesta?, No te creí interesado en ellas.
De entre la multitud, una desnuda figura se alza en todo sus tres metros de explendor, Ozzie, cubierto por su llamativo plumaje azul.
- Y estás en lo cierto en creer que no me interesan- mi vista fija en su ser.- Pero lamentablemente mi inoportuna visita es algo completamente diferente que a tu... Fiesta. Si es que se le puede llamar así a esta extravagante exhibición tuya-digo haciendo un gesto con las manos hacia la habitación en general.
-entonces dime Lu Lu ¿qué necesitas de mí?
-creo amigo. Que esto es más personal que público.
-¡Oh! Por supuesto. Tengo una oficina desocupada para atenderte.-con un chasquido de sus dedos una bata roja rodeó su cuerpo tapandolo en su mayor parte, dejando al descubierto sus pantorrillas y pecho.
-claro, te sigo.
Esquivando como pude los sudorosos cuerpos, salimos rápidamente de la habitación dejándolos atrás.
La posterior habitación en la que nos encontrábamos fue bastante sencilla contaba solamente con dos libreros, una mesa de escritorio con dos sillas y una gran ventana de atrás con vista hacia el este del círculo de la lujuria.
Ozzie tras cerrar la puerta tomó rápidamente asiento de espaldas a la ventana invitándome a tomar asiento en dado silla de enfrente.
-muy bien Lu Lu, cuentame, es bastante extraño recibir una de tus visitas y lo es aún más recibirla sin una misiva previa.
Su pose cambió rápidamente de asegurado anterior a una más amistosa.
-se trata de Lilith.-comencé-ya son 34 veces con esta.-mi garganta se cierne sobre ella misma debido a la obvia angustia-Ya son 34 perdidas.-pasé una mano por mi cara con la esperanza de que se llevara el cansancio con ella.
-Ha decidido no intentarlo más.-a medida que las palabras escaparon su tono fue aumentando- ¡Pero maldita sea! Pude aceptar cualquier castigo, ser atravesado con lanzas celestiales y ser arrojado al entonces vacío del infierno, !pero esto! -suelto un grito de impotencia al momento de levantarme del asiento y comenzar a dar vueltas con enojo sobre la azulada alfombra-¡Porque mierda no puedo tener descendencia joder!. ¡Hasta el puto de Paimon ya tiene 3 hijos!
La impotencia consumía mis sentidos pero no podía hacer nada. No en esta situación.
No se me ocurría ninguna manera para cambiar aquel maldito castigo.
-Lucifer amigo tranquilízate. Como dicen los humanos hoy en día, todo tiene solución, solo tienes que verlo desde otra perspectiva.
-¿pero qué otra perspectiva Ozzie?, ya lo hemos intentado. De la forma natural. Artificial. Incluso hemos pedido un útero prestado de una humana fértil en el cual insultamos los óvulos de Lilith y mi esperma. ¡Pero nada funciona!
Mi mente se vio repleta de antiguas escenas, cada esperanza echa cenizas. Las incubadoras muertas una o una.
Cada intento.
Cada maldito intento.
-¿Y has tratado de ser tú quien lleve a ese bebé?
Sus palabras me alejan de nuevas divagaciones, sorprendiéndome en el proceso, en más de 1000 años esa idea nunca cruzo por mi mente. El conocimiento de los segundos sexos ya se dio a conocer 500 años atrás, pero en todo ese tiempo mis ideas se sentaron más que nada en escribir sea la auténtica madre que debe ser. Pensando seriamente en esto si yo logro ser quién lleve aquel niño la probabilidad sería más alta ¿Verdad?
¿Pero cómo hacerlo?
Después de siglos la respuesta era obvia, los óvulos de Lilith eran el problema.
Pero yo quería tener mi descendencia con ella y nadie más.
-no va a funcionar amigo-Digo cabizbajo para sentarme nuevamente en la silla antes olvidada-los óvulos del Lilith son defectuosos.
-entonces cambia tu organismo-dio una idea interesante- Cambia el organismo de ambos.
-¿Qué?
-lo que digo. Cambia el organismo de ambos.-esos ojos se podía ver con cuánta seriedad estaba hablando-Si tú eres quien otorga los óvulos y Lilith el esperma es probable que tengan una mayor probabilidad de engendrar- su mirada directamente posada sobre la mía, sin alejarla ni por un segundo- por lo que tengo entendido la maldición recae en el aparato reproductor femenino de tu esposa. Pero en ningún momento se dijo que tú no puedas engendrarlo o que ella sea quién te fertilize. ¿O me equivoco?
Un cortocircuito.
Eso fue lo que ocurrió en mi cerebro.
Era un genio.
-Ozzie... Eres un genio... ¡Eres un genio!-mi cara antes desesperada pasó a ser una de esperanza plasmática- te juro por mí jodido padre, que si esto tiene éxito, serás el padrino.
No esperé ni un segundo más antes de abrir un portal directamente fuera de la habitación personal de Lilith.
Un '¡mas te vale!' se alcanzó a escuchar antes de que se cerrará.
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Toc toc
Nada.
Toc toc
No había respuesta.
Solo se lograban oír unos sollozos amortiguados a través de la puerta.
-Lilith, Ozzie nos a dado una última esperanza. -digo aún al otro lado de la puerta,-esta vez yo tomaré el rol principal.-esta vez todos sonido se detiene dando a entender su atención en mí-.No dejaré que sufras más por esto.
Un débil murmullo se oyó.
-no te oigo, cariño. Por favor déjame verte.
La puerta se abre en una suave crujido, revelando así la alta y delgada figura de mi esposa. Vestida con la suave tela de su camisón morado que resaltaban sus curvas y su pálida piel. Pero eso no era lo que más atraía mi atención.
Sus ojos violeta estaban irritados debido al llanto, pero aún así detras de esas espesas pestañas, había un pequeño atisbo de esperanza.
-¿A qué te refieres?
Tu voz antes musical, salió bañada en cansancio y más gruesa de lo habitual.
-Ozzie, tuvo la idea de cambiar nuestras castas. Cambiar nuestros géneros, siendo así yo quien lleve al bebé.
Avanzo hacia ella tentativamente tomando con suavidad una de sus manos para llevarla a la altura de mi cara y besar con ternura el dorso de esta.
-¿es posible?-la esperanza llenaba cada vez más sus brillantes orbes.
-es lo más probable. Estuvimos hablando sobre la maldición impuesta sobre ti. Se llegó a la conclusión de que tal vez si yo cargo con ese peso alla una alta probabilidad de éxito.
-¿Pero correrías ese riesgo?-una duda obvia-¿Tomarías todo el dolor que es una madre debe llevar durante 9 meses?¿Estarías dispuesto a hacerlo?-algo fugaz cruzó por su mirada al instante en el que enfatizó la palabra madre, algo tan leve que preferí dejarlo pasar dando preferencia a la discusión del momento
-¡Por supuesto que lo haría!-la voz sale de mi boca con una firmeza inquebrantable-todo sea por el bien de nuestra futura familia.
Pasaron unos segundos en los que ninguno hablo.
Una batalla de miradas se situaba entre ambos.
Yo estaba con mis decisiones más firmemente tomadas que nunca.
Y ella.
Ella parecía estar en una batalla interna.
Una batalla territorial entre la esperanza o la rendición. Y algo más.
Después de más segundos que parecieron una eternidad. Mi amada mujer afianzó el agarre en nuestras manos y con voz firme pronunció la palabra que había estado esperando con ansias.
-hagámoslo.
Y eso fue todo lo que necesite.
Con la decisión ya tomada nos encaminamos de regreso a nuestra habitación matrimonial. Dónde una amplia cama con doncel nos esperaba.
Frente a esta procedimos a desprendernos de toda vestimenta, exponiendo nuestros cuerpos del mundo, ante la mirada de nadie en particular.
Fue una vista exquisita.
Pero debería de cambiar. Ese era el único requisito.
Con mi magia dorada y rojiza, fui entretejiendo cadenas que rodearon ambos cuerpos. Cambiando los aspectos de los mismos en algo completamente diferentes. En polos opuestos a las anteriores figuras.
Mi amada Lilith perdió esos abultados y juguetones orbes en el frente, siendo reemplazados por pectorales tonificados. Cambiando cada curva femenina a líneas rectas de varón. Y aquella importante hendidura entre sus piernas dio paso a una virilidad convencional, bañada sobre su base en cabello rubio oscuro.
En cuanto a mí.
Todo cambió de manera inversa.
Mis brazos, piernas y cintura perdieron sus músculos definidos convirtiéndose en suaves extremidades curvosas. De mí antes plano pectoral emergieron dos pequeñas protuberancias del tamaño de naranjas y en mí zona pélvica, mi hombría desapareció, dando paso a una pequeña v con un minúsculo bello rubio apenas visible.
No importaba como nos viéramos.
Al menos por mi parte, ella seguía siendo el ser más hermoso del planeta. Digna de ser la primera mujer.
-estas hermosa querido.-Lilith fue la primera en hablar, alagandome de forma amorosamente burlona.
-tu no te quedas atrás guapo-le sigo el juego moviendo juguetonamente mis cejas de arriba abajo mientras con mis dientes muerdo lasivamente mi labio inferior.
-jajaja-no tardamos mucho en soltar pequeñas risas acompañadas de miradas afectuosas.
- entonces... Comenzamos?-pregunta ella tímidamente.- tendrás que guiarme.
-al contrario mi amor, seguiremos aprendiendo juntos.- tomo con suavidad sus manos para recostarla de espaldas en la cama, dejándome a horcajadas sobre ella- iremos paso a paso.
Nos acercamos a nuestros rostros besándonos con ternura.
Esto solo sería el comienzo.
Esto no pararía hasta poder engendrar un bebé en mi nuevo vientre.
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Las noches siguieron pasando.
Y así se completaron 3 meses.
Tres meses sin descanso te apasionados experimentos.
Que empezaron los mareos, los vomitos y los extraños antojos.
Fue ahí cuando supimos te había funcionado, consulté rápidamente con mi magia.
Realizando un escaneo completo en mi cuerpo con ella.
Ya está dependiendo pequeñas imágenes de los órganos internos huesos y demás, hasta que de la zona del abdomen un pequeño círculo dio paso en las láminas flotantes.
Más que un círculo era de una forma bastante esférica con una pequeña motita negra en el centro, semejante a un guisante.
Era un bebé...
Lo lograron...
Ya duérmete del tamaño del pequeño frijol, debería tener la misma cantidad de tiempo desde la primera vez.
Tres meses... El bebé ya tenía tres meses, y su crecimiento era maravilloso...
Mi corazón de la emoción.
Pero pero amiga a mi esposa que ahora se encontraba perpleja a mi lado, pude ver algo que no era emoción.
Tampoco fue por el shock.
Esto era algo más, alguno muy bonito.
Ella estaba furiosa.
Fue una furia cegadora que intentaba apaciguar con una tensa sonrisa que no llegaba a sus ojos.
Desde ese día todo fue en picada.
Ozzie fue contactado el mismo día de la noticia. Siendo nombrado inmediatamente como padrino.y durante los meses siguientes su presencia en la manción era constante al menos una vez por semana.
Una presencia reconfortante en comparación a la frialdad que mostraba Lilith.
Una frialdad de ausencia. No importaba que estubiera cerca mío en algunos momentos del día, como en las comidas o en las noches mientras dormíamos. La mirada que me dirigía simplemente se volvió carente de cariño. Carente de cualquier sentimiento que no fuese desprecio.
En los meses siguientes ese comportamiento solo se agravó, terminando así por dormir en habitaciones separadas y pasando solo las comidas juntos, aunque en completo silencio.
Ozzie decía que se devia a los celos.
Celos de nunca poder ser madre.
Pero no lo creía posible. Su ya participación en la creación la hacia madre. Y la participación de la crianza del bebé, solo complementaba ese echo. Pero ella no se acercaba para nada.
Ya contaba con casi 8 meses de gestación y Lilith se estába desentendiendo completamente de nosotros. Había momentos en los que las hormonas ganaban el control dejándome llevar por momentos en la absoluta depresión, provocando un desesperado llanto silencioso. Qué era reconfortado por suaves paraditas provenientes de mí abultado vientre.
Así es, a partir de los 7 meses de embarazo se podían apreciar movimientos de este, los que eran más recurrentes en mis momentos de desahogo. Dando consuelo y haciendo olvidar mi tristeza a cambio de ternura.
Es como si este pequeño bebé apenas estás arrollado ya pudiera comprender todo lo que lo rodeaba.
Fue fantástico y a la vez confuso, todo lo que sabía sobre los bebés no explicaba esto. Pero no me importaba, yo era feliz siempre que este pequeño estuviera conmigo.
Mi hijo, un pequeño faro de luz en la oscuridad. Aquella luz que hace tantos cientos de años me habían arrebatado en los altos cielos.
Estrellita.
Será mi pequeña estrellita.
Los días transcurrieron rápidamente convirtiéndose en semanas, dando así por terminada la etapa de gestación.
Esta mañana fue tranquila, extrañamente tranquila.
Sin ningún movimiento de mi activa estrella.
Cuando después del desayuno las contracciones dieron comienzo.
Un estremecimiento tras otro, seguidos de punzantes presiones en la parte baja de la cadera. Al principio eran tolerables e incluso cuando comenzaron a hacer dolorosas aún eran insoportables.
No tenía a quién llamar en estos momentos, Lilith aunque aún estaba en casa hacía ya meses que no me dirigí a palabra, en cuanto a Ozzie, este se encontraba en una reunión de emergencia desde muy temprano en la mañana. Y los demás pecados aún no estaban alterados del embarazo, solo por querer mantenerlo como una sorpresa para ellos.
Todo fue cada vez más intenso hasta que ya no pude más y caí de rodillas junto al sofá de la sala de estar.
Tradé de caer lo más suavemente posible aferrándome a la apoyabrazos del sofá a mi lado.
Mi respiración empezada a fallar siendo esta cada vez más irregular y profunda. Estaba progresando lentamente hasta que algo se rompió.
Mucho líquido salió de entre mis piernas llegando a dejar un charco bajo estas.
La bolsa se había roto...
Una fuerte punzada se abrió paso una vez más, está siendo mucho más potente que las anteriores, sacándome un fuerte grita desde lo más profundo de mi garganta.
-¡AAAAA!-un grito que casi desgarro mis cuerdas vocales.
-¡Te puedes callar de una vez estoy tratando de leer tranq...-de la puerta lateral de la sala dentro una iracunda Lilith gritando, pero su voz quedó en el olvido al igual que su caminar dejándola petrificada justo a la entrada de la habitación.
En cambio yo sentía como todo mi cuerpo estaba temblando Y cómo el sudor del mismo hacía que el camisón de dormir que aún traía puesto se pegara contra mi piel.
-Lilith...-mi voz temblorosa y adolorida salió en un susurró-ya viene... El bebé ya viene.
A pesar de mí ha estado vulnerable y mi vista tenuemente nublada por el dolor aún percibí su mueca de desagrado al pronunciar 'bebé'.
Ahora sí se acercó y me ayudó a recostarme sobre el amplio sofá.
En el momento en que sentí mi espalda apoyada en él apoyabrazos, abrir mis piernas y por instinto empecé a pujar.
Un dolor desgarrador seguido de otro y otro. La respiración aún irregular me estaba costando la ingesta de oxígeno.
Sin importar nada de eso seguí con los empujes. Más y más esfuerzo se necesitaba con cada minuto que pasaba. Tomaba pequeños descansos de segundos para volver a tomar una respiración profunda y seguir.
Al cabo de media hora. La media hora más larga de mi existencia, lo sentí.
Algo demasiado grande para mis actores son las bajas estaba emergiendo.
Raspando a los costados con una fuerza desgarradora, seguir pujando más ávidamente tratando de llegar al final de este viaje.
Añorando sostener ese pequeño retoño que tantos meses he cargado.
Tener algo bien entre mis brazos.
Tengo que terminar esta travesía para poder abrazarlo.
Así dando un último gran empuje, pequeño fue recibido por completo por el mundo exterior.
Lilith a un a mi lado sin hacer nada más que mirar con su ya característica mueca de desprecio ahora combinada con atisbo de asco.
No me di tiempo de descansar apropiadamente antes de agacharme sobre mí mismo para sostener a ese pequeño ser que yacía sobre el terciopelo del sofá entre mis piernas.
Era tan pequeño, tan frágil. Y aunque bañado de líquido amniótico era el ser más hermoso que haya visto jamás.
Lo sostuve con mis manos firmes pero igualmente temblorosas, ahiándolo con ternura hacia mi pecho.
Fue una niña.
Una hermosa niña.
Tenía una pequeña cabecita adornada con una pelusa de cabello rubio, unos pequeños cuernitos negros (los cuales seguro fue la causa de tal desgarrador dolor), una suave piel blanca, más oscura que la mía pero aún así más clara que la de Lilith.
Y al momento de abrir tus ojos.
Oh qué fascinantes fueron.
Unos ojos únicos en verdad.
Su esclerosidad inusualmente blanca para el infierno era perfectamente combinada con el Iris dorado más brillante que haya visto y unas pupilas tan oscuras como el más profundo abismo.
Estos mismos ojos desbordantes de inteligencia. Qué observaban nuestras expresiones con ojo crítico.
Pasando su mirada de un lado a otro por la habitación para terminar en Lilith y cambiar rápidamente de ella a mí.
Para ser una receta nacida, su mirada demostrada perfectamente qué emociones sentía.
Curiosidad por todo lo que le rodeaba.
Como la misma curiosidad recaía en mi esposa para ser transformada en desinterés.
Pero lo que más me cautivó e hizo que la amase más profundamente de lo que ella hacía.
Fue cuando sus dorados orbes se posaron en mí. La comprensión y el reconocimiento la invadieron.
Seguido sentimiento desbordante de afecto, seguridad y confianza.
Se sentía segura en mis brazos. Y yo me sentía seguro sosteniéndola.
Es así como sus párpados se cerraban tranquilamente por el cansancio, cayendo suavemente en los brazos de Morfeo al tiempo que su diminuto cuerpo se acurrucaba contra mi pecho.
Maravillosa.
Ella es simplemente maravillosa.
Mi pequeña estrella.
Mi pequeña luz.
"Mi querida hija Evolet, la estrella que más brilla"
Continuará...
Nota:
Espero que les esté gustando esta historia, no sé la verdad cuántos capítulos llegaré a crear.
Pero estoy tratando de plasmar todas mis ideas en esta página o en cuadernos, para no perder la pista de ellas.
Capítulo 2: el inicio de una nueva vida