Elías estaba parado en un puesto, que era más o menos del mismo tamaño que un estrado de testigos en la corte.
Todos los trabajadores tenían su propio puesto en forma de caja alrededor de la cinta transportadora.
—Buenos días, hermano
—Buenos días, Wally
—¡Ohhh... ahí viene, prepárate!
Elías miraba cómo
—Vrrrmmmmmm!!
Los reciclables se movían a una velocidad moderada hacia ellos.
A medida que los desechos se acercaban, los ojos de Elías escaneaban rápidamente qué debía dejar o quitar.
Su trabajo, al igual que el de los otros 49 trabajadores a su alrededor, era asegurarse de que solo el material reciclable pasara esta fase.
Él retiraba cosas como bolsas de plástico y otros no reciclables y los lanzaba por un gran agujero al lado derecho de su 'puesto'.
El agujero era como un gran conducto de ropa, que dejaba caer los no reciclables, desde el segundo piso de vuelta al nivel del suelo.