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—¡Puños ardientes! —exclamó entusiasmado.
—Al observar a Chi Dao, Chu Hao no pudo evitar mostrar una expresión de sorpresa porque, aunque el rostro de Chi Dao mostraba dolor, no era intenso.
—¿Cómo puede uno permanecer tan tranquilo con las manos ardiendo?
—Chu Hao no pensaba que Chi Dao fuera un tonto, sacrificando su mano derecha quemándola para derrotarlo, aunque este mundo era milagroso, hasta donde Chu Hao sabía, ¡no había Píldoras, Frutas Espirituales o métodos que pudieran regenerar una extremidad cortada!
—Es decir, la mano de Chi Dao parecía estar en llamas, ¡pero no le estaba causando ningún daño real! ¡El dolor en su rostro debía ser porque actualmente le faltaba Fuerza Estelar y estaba utilizando alguna técnica especial para ejecutar forzosamente este Puño del Tigre Ardiente!
—Esta técnica debía haber colocado una gran carga en Chi Dao, causando su expresión dolorosa.
—¡Fuego!
