—¿Bebidas y una resolución de malentendidos? —Ke Ruoshan miró a Han Zongxin con sorpresa—. ¿El sol saliendo por el oeste? ¿Cuándo se había vuelto Han Zongxin tan fácil de tratar?
—¡Debe haber un complot! —Ke Ruoshan pensó esto subconscientemente y tuvo la intención de persuadir a Chu Hao para que no cayera en la trampa—, pero ¿y si Han Zongxin realmente había tomado la medicina equivocada y quería resolver sus rencores con Chu Hao? ¿No estaría haciendo un flaco favor al interferir?
Con ese pensamiento, comenzó a dudar.
—Chu Hao miró profundamente a Han Zongxin, creyendo que el otro partido no sería tan audaz como para atraerlo y luego someterlo a tortura, o incluso hacerle daño directamente, a menos que planeara traicionar a la Secta del Manantial Espiritual.
No pensaba que el otro partido pagaría un precio tan alto solo porque su hermano había sido golpeado.
Quería ver qué truco tenía Han Zongxin bajo la manga.
Chu Hao sonrió ligeramente y dijo:
