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—¡Bang!
La tierra se quebró y una gran mano se lanzó abruptamente. Era una mano humana en descomposición, con huesos desnudos y carne podrida aún adherida. Asquerosa al extremo.
Entonces, un hombre salió arrastrándose de la tierra, su cuerpo entero, como la mano, estaba mayormente descompuesto, y de él emanaba un hedor insoportable.
Hace apenas unos momentos, este lugar estaba lleno de un aura etérea, como una tierra de hadas. Pero ahora, se había convertido en un dominio de fantasmas, el contraste tan sorprendente que era difícil de aceptar.
—¡Bang, bang, bang, bang! —uno tras otro, los Corrosores salieron del suelo, similares a zombis emergiendo, como una crisis de bioseguridad.