Justo cuando se preguntaba quién estaría causando problemas en la puerta de la Villa Número Uno Mansión del Emperador, un fornido guardaespaldas ya se había acercado rápidamente.
El joven guardaespaldas llegó rápidamente frente a Chu Mo, juntó sus manos, inclinó levemente la cabeza y dijo:
—Señor Chu, la persona que está afuera en el patio es el dueño de la Villa Número Nueve. Quisieran visitarlo, Señor Chu. ¿Quiere que los deje pasar?
Chu Mo echó un vistazo a la hora en su teléfono. Había estado sentado aquí desde las once y media de la mañana, leyó durante dos horas y luego pasó mucho tiempo investigando información en su teléfono. Antes de darse cuenta, ya eran las tres de la tarde.
Se levantó suavemente para estirar su cuerpo, luego asintió e instruyó:
—Aquellos que pueden vivir en Residencia Emperador Xuan no son personas ordinarias, deje pasar al invitado.
Esperando hasta que el guardaespaldas se volteó para irse, Chu Mo entonces regresó a la sala de estar.
