—Señor Chu, el Príncipe Ben Hesed de Dubái le envió este deportivo de oro en un avión chárter ayer —dijo el asistente—. ¡El Príncipe Ben Hesed espera que su amistad con el Señor Chu dure para siempre!
El cielo sobre Ciudad Mágica era de un azul brillante a finales de octubre, despejado de rascacielos cuando se miraba desde la opulenta Villa Número Uno, Mansión del Emperador. ¡Daba una sensación de absoluta transparencia al estado de ánimo!
Chu Mo acababa de concluir su viaje de dos días a Ciudad Capital y acababa de regresar a Ciudad Mágica esa tarde. Apenas había recuperado el aliento cuando vio el deportivo de oro, hecho enteramente de oro, aparcado frente a Villa Número Uno.