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La luz de la luna era inmaculada esta noche.
A su lado había una chica con ojos resplandecientes como estrellas y un rostro tierno como flores de durazno.
Caminando hombro con hombro hacia la puerta de la escuela, donde un Rolls-Royce Phantom y un Bentley esperaban en silencio. Liang Bing, sin embargo, ya se había ido con el viejo señor Fred.
Cuando llegaron a la entrada de la escuela, Chu Mo miró su reloj de pulsera —eran las 8:30 PM.
Un momento de silencio pasó y la chica incierta a su lado dijo
—Entonces... ¿es aquí donde nos separamos? —dijo la chica.
Chu Mo sabía que ella esperaba que él le diera una respuesta, una respuesta clara, pero mientras abría la boca ligeramente, las palabras que habían llegado a sus labios simplemente no podían salir.
