—¿La Mona Lisa del Louvre es una falsificación? ¿Cómo es eso posible? —preguntó uno de los turistas.
—Exactamente, esa pintura ha sido sometida a innumerables escrutinios y pruebas; ¡es, de hecho, de la mano del Maestro Da Vinci! —se exasperó otro.
—¿Qué situación? —interrumpió un tercero, aún más confundido.
—Esto viene directamente del Louvre; las noticias lo han transmitido innumerables veces. ¿Cómo podría ser una falsificación? ¿Podría ser que una falsa haya estado en el Louvre durante tanto tiempo? —se cuestionaba la multitud.
—¿Qué demonios está pasando? Señor Cao, estoy un poco confundido —Zhang Menglong también estaba desconcertado—. Un momento decían que la pintura era una falsificación, y al siguiente, decían que la colección de su familia no contenía falsificaciones. ¿No es esto contradictorio?
