Las palabras de Gao Jinlan dejaron atónitas a Li Yuechan y a Zhao Churan, que estaba a su lado.
Evidentemente, Gao Jinlan intentaba eludir sus responsabilidades.
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Long Chen calmadamente.
—Long Chen, no quiero decir nada más, jaja, solo pienso que, lo arreglaste en poco más de veinte minutos, ¿no son cinco millones un poco demasiado? ¿Qué tal esto, cien mil estarían bien? Creo que cien mil tampoco es poco —declaró Gao Jinlan.
—Cinco millones, ni un centavo menos, te lo dije de antemano, primero caos y luego no, cinco millones fue lo que acordaste tú misma —dijo severamente Long Chen.
—Pero ¿y si ahora no quiero dar cinco millones? —Gao Jinlan agarró su teléfono, se dirigió a su cuenta y transfirió ochenta y ocho mil a Long Chen, luego dijo:
— Te transferí ochenta y ocho mil, setenta y ocho mil para buena suerte en el camino, si no hay nada más, me iré primero.
Después de hablar, Gao Jinlan realmente se dio la vuelta y se fue.