—Ve a jugar a otro lado y vuelve rápido a dormir. Es tarde en la noche. —Long Chen habló con molestia.
—Oye, hermano mayor Long, no seas así, ¿vale? Tengo un secreto trascendental que contarte, sobre tu Talismán Maligno. ¿Estás seguro de que no quieres escucharlo? —La niña miraba fijamente a Long Chen.
—¿En serio? Tose, entonces entra y hablemos. —Long Chen soltó una risita seca.
—Tsk, eres tan pragmático. Ya no te lo voy a decir. —La niña, enojada, comenzó a irse. Long Chen se sorprendió, pero no la detuvo y estaba a punto de cerrar la puerta. La niña, al notar que Long Chen no mostraba intención de pedirle que se quedara, se sorprendió bastante. Pero al momento siguiente, se lanzó de todas formas a la habitación de Long Chen.
—¿No te ibas? —Long Chen no pudo evitar reír.
—Eres un tipo lamentable, ¿cómo no voy a decirte la verdad? Ah, ¿quién dice que no soy una persona amable, verdad? —La niña se sentó y habló con seriedad.