—Acabas de hablar como un advenedizo —se burló ella.
Xia Lingjiao resopló.
—Estás equivocada —sonrió Long Chen—. Eso no era un advenedizo cualquiera; ese era un superadvenedizo.
—Como sea, no tengo ganas de hablar contigo —Xia Ling dijo sin poder hacer nada.
—Entonces, ¿qué te parece si continuamos lo que no terminamos antes? —Piensa que eres un fantasma cabeza grande. Ahora no estoy de humor. Hablemos después de tratar el asunto de la Familia Nangong —Xia Ling miró a Long Chen.
—Entonces iré a aniquilar a la Familia Nangong ahora mismo —Long Chen dijo seriamente.
—Pfft, déjalo —Xia Ling dijo—. Antes los ignorabas completamente, totalmente ajeno a lo que yo hacía. Ahora de repente estás todo entusiasta, eh, un comportamiento anormal definitivamente significa algo sospechoso. Sospecho que estás tramando algo.
—De hecho, hay un complot —Dilo ya, ¿qué complot?
—Mi complot es... —Long Chen extendió su mano y agarró al azar.
—¡Ah, estás tratando de matarme! —Xia Ling gritó.
