Su Chen sintió algo extremadamente suave presionado contra su cara, lo cual era increíblemente cómodo.
La voz quejumbrosa de Lin Ruoxue en sus oídos sonaba como música del cielo, volviendo todos sus huesos a mermelada.
Lentamente, Su Chen abrió los ojos, sólo para ver que el rostro de Lin Ruoxue ya estaba rojo de vergüenza.
Su mirada se desplazaba, evitando encontrarse con la mirada traviesa de Su Chen.
—¡Tú malvado! —Lin Ruoxue le reprendía silenciosamente en su corazón.
Pero, ¿qué podía hacer si había perdido la apuesta? Todo era culpa de ese tipo por hacer una petición tan bizarra, exigiendo que ella lo besara y además gritara "¡Esposo, te amo!"
Realmente no sabía cómo se le ocurrió tal idea perversa.
En marcado contraste con las intensas emociones de Lin Ruoxue, Su Chen se sentía completamente encantado.
No esperaba que Lin Ruoxue, la belleza helada, tomara la iniciativa de besarlo e incluso gritara "¡Esposo, te amo!"